Empezamos año nuevo con más desaciertos por parte del gobierno. Ahora en materia gasolina. Las últimas dos semanas nos estuvieron dando a los ciudadanos pretextos inverosímiles sobre el desabasto del producto en varios estados del país y desde el domingo aumentó el precio de ese combustible.
Pero el problema no queda ahí.
A través de las redes sociales se convocó durante el fin de semana a la ciudadanía a no comprar gasolina este lunes, a manera de protesta. La duda es: ¿Vamos a participar tú y yo en esta protesta silenciosa?
Como mexicanos somos buenos para la fiesta y la desgracia pero no para rebelarnos. Somos sumisos o agachones por ignorancia, conveniencia o miedo. Aparte, acostumbramos hacernos las víctimas.
¿Cuándo dejaremos la apatía hacia los problemas que nos son comunes?, ¿a nuestra responsabilidad ciudadana que no es más que exigir derechos y cumplimiento de obligaciones?, ¿a dónde pretendemos llegar con nuestra desidia y la de quienes nos gobiernan?
México no es solo un territorio. Somos los que en él habitamos. Tú y yo. Los mismos que podemos influir para mejorar las condiciones de vida. Tenemos que dejar de acurrucarnos e informarnos y actuar.
Es asunto de voluntad. De convicción. Nos merecemos respeto como gobernados. Como país.
No más pretextos inocentes de funcionarios y gobiernos mediocres. Sí a la honestidad y rendición de cuentas. Démosle valor a nuestra reputación como ciudadanos.