Toluca ya tiene un centro de convenciones.
Mejor dicho, Toluca ya tiene otro centro de convenciones.
El gobierno del estado de México dice que se trata de una apuesta al turismo de reuniones, porque es un tipo de turismo que gasta más. Los argumentos son irrebatibles: el turista convencional gasta 6 mil pesos por estancia en promedio; el turista de convenciones gasta 11 mil pesos. El turista convencional se hospeda 1.44 noches en promedio; el turista de reuniones 2.09 noches de ocupación.
Ni hablar. Los numeros hablan, y muy bien, del turismo de convenciones.
Ahora, a demostrar. Porque esto no se va a dar por generación espontánea. Requiere de mucha talacha y de tanta promoción como sea posible. No es un asunto de buena voluntad y menos del solo hecho de que ya tenemos otro centro de convenciones. Porque ya los hemos tenido: hace 20 años uno por allá por el PRI, que se entregó a la iniciativa privada y terminó convertido en mueblería, otro privado justo enfrente del que se acaba de inaugurar y uno más en la zona de Las Torres. Pero las convenciones y exposiciones no se volcaron hacia estas tierras.
De hecho, el reto es mayúsculo, si consideramos que las tendencias de ocupación hotelera y llegada de turistas al estado de México han ido en declive.
La Secretaría de Turismo tiene un paquete grande. Un paquetote, de hecho, porque no hay al día de hoy un programa de propaganda y publicidad fuera de nuestras fronteras estatales, que aliente a turistas y excursionistas a visitar Toluca, o El Oro, o Malinalco, o Sultepec o el Popo Park. Ni siquiera en el mercado más grande del país, que es la cercana Ciudad de México. Simplemente no existe.
