La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) informa la localización de cuatro adolescentes, de 13, 14, y 15 años de edad, quienes fueron reportados como desaparecidos en la entidad mexiquense; dos de ellos fueron integrados al programa Alerta Amber.
Derivado de la desaparición de una menor de 15 años de edad, en el municipio de San Bartolo Morelos, Agentes de Investigación de la Fiscalía Regional de Atlacomulco, realizaron diversas diligencias, y con la información recabada se trasladaron a la Ciudad de México, donde fue localizada.
En entrevista ante el Agente del Ministerio Público, la menor manifestó haber salido de su hogar por voluntad propia y no haber sufrido ningún hecho delictivo.
De igual forma, Agentes de Investigación localizaron en la Ciudad de Pachuca, en el estado de Hidalgo, a una adolescente de 15 años, quien fue reportada como desaparecida en el municipio de Acambay.
La menor manifestó que salió de su hogar por voluntad propia, y el tiempo que se ausentó estuvo viviendo con una amiga suya.
Esta Institución informa además la localización de Fabián García Reyes, de 13 años de edad, quien fue reportado como no localizado el pasado 19 de marzo en el municipio de Chimalhuacán, e integrado al programa Alerta Amber.
Fabián refirió haber salido de su hogar por voluntad propia y que el tiempo que se ausentó estuvo en la casa de su padre y no regresó a su casa por miedo a que su madre lo reprendiera.
Finalmente, la Fiscalía mexiquense también informa la localización de Alejandra Itzel Rosales Castellán, de 14 años de edad, que fue reportada como no localizada el pasado 17 de marzo en el municipio de Los Reyes La Paz, y por quien fue activada una Alerta Amber.
Ella fue localizada en el municipio de Poza Rica de Hidalgo, en el estado de Veracruz, derivado de la colaboración con la Fiscalía General de esa entidad federativa.
Los adolescentes localizados se encuentran bien de salud, y han sido reintegrados a su núcleo familiar.
La Fiscalía estatal hace un llamado a los padres de familia para fortalecer los vínculos de comunicación con sus hijos e hijas, y evitar así que los jóvenes se expongan a situaciones de vulnerabilidad cuando, por su propia voluntad, deciden abandonar su propio núcleo familiar.
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