Vigente, sistema agrícola de terrazas

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El sistema agrícola de origen prehispánico conocido como terrazas, que aún se utiliza en diferentes regiones del país, es fundamental para el autoconsumo de los campesinos y amigable con el ambiente, afirmó José Manuel Pérez Sánchez, académico de la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma del Estado de México.

Manifestó que el uso de las terrazas es sumamente benéfico para los campesinos, en la producción, por ejemplo, de maíz y árboles frutales, es decir, alimentos para su dieta diaria.

Es fundamental para el autoconsumo de los campesinos y amigable con el ambiente, afirmó José Manuel Pérez Sánchez, académico de la Facultad de Antropología de la UAEM. (Foto: UAEM)

El universitario, que encabeza una investigación en el Valle de Toluca sobre la caracterización y manejo de la agricultura tradicional, con el objetivo de identificar los beneficios del uso de este sistema y fomentar su perpetuidad, sostuvo que la aplicación de terrazas en laderas y barrancas con suelo erosionado permite su recuperación e incluso, de la flora y fauna del lugar.

Detalló que uno de los objetivos de su trabajo es detectar superficies que solían ser utilizadas como terrazas o barrancas, con la finalidad de mejorarlas o reacondicionarlas y perpetuar el sistema prehispánico.

“El sistema es aún vigente. Los campesinos lo mantienen a pesar de que ya no se dedican totalmente a la agricultura. Su conocimiento y caracterización nos permite retomar algunos elementos y proponer un modelo para mitigar procesos erosivos, que pueda aportar en el cultivo de flores, plantas y frutos, la conservación de la fauna y mejorar las condiciones del ambiente”.

Subrayó que en el Estado de México, las terrazas no tienen como objetivo la producción masiva de algún alimento, ya que son de temporal y por lo tanto, se dificulta tener dos cosechas en un sistema.

Sin embargo, indicó, se puede redireccionar esa perspectiva para beneficiar al campesino, como ocurrió en Oaxaca, donde se aplicaron para combatir la erosión del suelo, mediante la siembra de árboles frutales de durazno, con un importante valor comercial, lo que generó ganancias económicas a los agricultores.

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