A los tres meses de edad aparecen celos infantiles

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Los gritos, llantos y movimientos bruscos de los bebés en sus primeros meses de vida suelen asociarse al hambre, sueño, calor u otro tipo de disconformidad. Sin embargo, un nuevo estudio añade otro factor de intranquilidad para los recién nacidos.

De acuerdo con una investigación desarrollada por la Universidad York, en Canadá, pequeños de tres meses ya son capaces de demostrar señales evidentes de celos, lo cual contradice varias teorías actuales que indican que los niños no son capaces de manifestar esta emoción hasta que cumplen los dos años.

Según el estudio realizado por expertos encabezados por María Legerstee, profesora de sicologia especializada en infancia y desarrollo mental, bebés de sólo 90 días de vida no dudan en patear y gritar cuando la atención de sus madres se dirige hacia un tercero, ya sea mediante una conversación u otro tipo de interacción. El reporte incluyó a 50 bebés de tres, seis y nueve meses, los que fueron sometidos a un total de cuatro pruebas, publicó el diario <i>La Tercera</i>.

En primer lugar una investigadora se paró frente al lactante y tomó un vaso de agua, lo cual no causó ningún signo de molestia al menor. Durante el segundo test, la mujer miraba fijamente al pequeño, lo que logró que el niño generara una expresión de pena y luego esquivara los ojos adultos.

Luego, la misma mujer tuvo la tarea de entregar un mensaje a la madre del menor en forma de monólogo, lo cual no generó mayor reacción, hasta que en la cuarta fase la madre entabló un diálogo con la investigadora que también incluía risas:

«Los niños se enojaban mucho, se comenzaban a dar vueltas en su asiento y vocalizaban intensa y furiosamente. Nunca había visto algo así», explica Legerstee.

La investigación es contraria a varias teorías que sugieren que los celos y otras emociones complejas -tales como la vergüenza, el orgullo y la culpa- se presentan cuando el menor entra en la fase llamada de los «terribles dos años» y en la cual los celos ya pueden comenzar a convertirse en algo problemático en los niños. «Los celos representan el miedo de perder a alguien amado por una persona», indicó la investigadora al diario The Star.

Según la autora, determinar que los recién nacidos ya pueden manifestar este estado es clave, porque a menudo suele no ser estudiado y cuando se le presta atención a menudo se circunscribe en el contexto de la rivalidad entre hermanos.

«Los celos implican la formación de una conexión social y es una reacción a la presencia de alguien que amenaza ese lazo. Esto muestra que a los tres meses los infantes ya son conscientes de la gente que los rodea; es una evidencia clara de que entienden que ciertos motivos u objetivos guían nuestra comunicación», agregó la experta a Canadian Press.

Si bien los niños celosos pueden llegar a ser bastante problemáticos, Legerstee indica que dentro de ciertos límites se trata de una conducta natural que muchas madres pueden apreciar casi a diario y así intentar controlar la reacción de los bebés. «Usualmente, los celos no son vistos como una respuesta normal.

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