De acuerdo con la Dra. Laura White Olascoaga, especialista del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales (ICAR), los huertos familiares son agro-sistemas multifuncionales bioculturales, es decir, al formar parte del espacio físico de la vivienda en entornos rurales de forma tradicional, se puede dar la integración con otras actividades con los que se puede alcanzar la independencia alimentaria. Sin embargo, se están perdiendo.
“Es importante ¿por qué? Porque nos va a manjar a los huertos familiares como importantes para la soberanía alimentaria de los entornos rurales, después vamos a ver como estos sistemas se están perdiendo, y se va a perder también como dice este autor, la soberanía alimentaria” afirmó la especialista.
De acuerdo con la especialista, los huertos no se pueden ver solamente desde el aspecto biológico, ya que en ellos se reúnen aspectos culturales, sociales y económicos:
“La producción básicamente es para satisfacer necesidades locales, primeramente para autoconsumo de la unidad familiar, y todos los sobrantes, ya sea que se vendan en la misma población o en el mercado de la región”.
Resaltó que tienen un gran beneficio con bajo impacto ambiental ya que no se usan químicos para mejorar las siembras, ni para evitar las plagas, ya que se basa en el sistema de composta para nutrir a las plantas; la cual se va produciendo a través de los desechos orgánicos del hogar, así como de los animales como caballos o aves que se encuentran en las viviendas.
Además, señaló que los huertos familiares apoyan a la economía familiar básicamente:
“Los productos obtenidos de un huerto familiar son de autoconsumo, siempre va a quedar un excedente que se puede vender, que se puede intercambiar”.
Sin embargo, y a pesar de que a través de huertos familiares también se puede alcanzar la independencia alimentaria en medios urbanos y sub urbanos como tradicionalmente se hace en zonas rurales, estos últimos, que también son conocidos como solares, traspatio, huertos, se están perdiendo por diversas causas entre las que destacan las nuevas viviendas, con lo que se pierde la soberanía alimentaria.
