A raíz de la balacera en un antro gay de la ciudad de Orlando en Estados Unidos, ha salido a la luz la problemática de uso y abuso de armas en ese país.
Resulta que, según las cifras oficiales, existe un estimado de 23 millones de armas de uso libre. Si partimos de que, en esa nación habitan alrededor de 318 millones de personas, obtenemos como resultado 13 armas por cada cien habitantes. ¿En dónde las consiguen?, ¿Por qué y para qué?
Obviamente en el mercado negro o por la vía legal; por gusto y protección, y para defensa personal.
Pero, ¿qué pasa con otra de las estadísticas que se desprende del uso y abuso de las armas en el país más rico del mundo: los 83 accidentes diarios entre niños a causa, precisamente de las armas?
¿En qué cabeza cabe poner al alcance de un menor o generar en él un vínculo con un artefacto que puede ocasionarle la muerte o a alguien más?
Las armas están echas para matar. No traemos de justificar lo injustificable. El uso de armas en Estados Unido es un problema tóxico que, si le escarbamos, destaponaremos en México.
