El Archivo Histórico del Poder Judicial del Estado de México resguarda expedientes de pasión y traición durante los siglos XIX y principios del XX. Estos documentos que se han conservado a lo largo del tiempo, muestran casos de adulterio, envenenamiento y relaciones prohibidas, todo “por amor”.
Dentro de este vasto repertorio documental, emergen relatos fascinantes, como el que envuelve el proceso del distrito judicial de Jilotepec, la causa contra Luis Ibarra y Maclovia Narváez. Este enigma judicial se remonta a 1886, cuando Maclovia fue arrastrada ante la justicia por su esposo, Vicente María Basurto, acusándola de adulterio y envenenamiento.
Entre los pliegues de aquel expediente, se descubren siete cartas de amor, como prueba de una pasión clandestina. Aunque Vicente retractó su acusación por adulterio, las sombras de la sospecha los alcanzaron, encerrando a los amantes tras los fríos barrotes. Solo después del pago de una fianza de 200 pesos, cada uno logró recobrar su libertad.
En otro rincón de este archivo del pasado, reposa el expediente de un misterio que se tejió en 1917 alrededor de la muerte de Sara Rodríguez. Vestida con un traje claro de percal y botas de charol, su figura yacía en la quietud de su recámara. Los peritos sentenciaron que la ingesta de amoniaco había sellado su destino, aunque los motivos de tan trágica elección permanecen envueltos en el misterio. Entre las hojas amarillentas del expediente, una carta de despedida y un mensaje dirigido a su padre narran el oscuro epílogo de una historia de amor truncada.
En el tercer documento, se despliega el drama de Ángel Gutiérrez Salazar y María Rosano, quien mantenía un amorío con el militar y maestro de gimnasia sueca, Rodolfo Álvarez. En el fragor de un juicio por divorcio, Ángel desenterró las pruebas de la infidelidad de su esposa: cartas apasionadas, testimonios vecinales y fotografías comprometedoras. El divorcio fue la sentencia final, dictada según los términos solicitados por Ángel, refugiado en la Ley de Relaciones Familiares promulgada por Venustiano Carranza en 1917.
Estos expedientes, con sus relatos entrelazados de amor, traición y tragedia, constituyen solo una pequeña parte del vasto acervo documental que resguarda el Archivo Histórico del PJEdomex. A través de sus páginas desgastadas por el tiempo, se entreteje la historia íntima y colectiva de una región, revelando las pasiones y los conflictos que han marcado el devenir de la sociedad mexiquense a lo largo de los siglos.