Aria, el invento de jóvenes españoles que hace más cómodo y fácil el tratamiento de la apnea del sueño en casa

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“La vida es una montaña de problemas solucionables y eso me divierte”. Es una de las citas más conocidas de James Dyson, el ingeniero detrás de las aspiradoras que se han convertido en referencia ineludible en cuanto a tecnología puntera y diseño industrial. Cada año desde 2007, los premios internacionales que llevan su nombre pretenden encontrar soluciones creativas a esos problemas, con propuestas tan rompedoras como el invento de 3 jóvenes españoles para guardar energía limpia y barata, ganador de la última convocatoria de los galardones en España.

Busca dar mayor libertad y facilidad de uso a quienes padecen un trastorno que afecta cada vez a más gente, sobre todo de avanzada edad (Foto: Especial).

Es el mismo principio que ha movido a otro equipo, conformado por cuatro diseñadores industriales y una ingeniera biomédica, a desarrollar una solución integral para quienes sufren apnea del sueño. Así nació Aria, finalista de los James Dyson Awards, el primer dispositivo integral que busca dar la mayor libertad posible a los que padecen este frecuente trastorno, que afecta especialmente a las personas mayores, con porcentajes que llegan al 22% de los hombres y el 17% de las mujeres.

En EL ESPAÑOL – Omicrono tuvimos la oportunidad de hablar con Pau Padrós, Liam Farrell Jiménez, Alex Bretaudeau, Berta Lloveras Borràs y Cristina Marcello Melián, los responsables de un aparato que puede facilitar el tratamiento de millones de personas en todo el mundo. “Las CPAP (siglas en inglés de presión positiva continua en la vía respiratoria) actuales son básicamente una caja que se pone en la mesita de noche, que va conectada con un tubo a la mascarilla de la persona. Nosotros hemos conseguido que todo lo que está en esa caja se integre por completo en la mascarilla, para que no tengas que estar conectado a ella ni a la corriente eléctrica, lo que aporta muchísima libertad”, señalan.

Solución integral

Una de las cuestiones más llamativas en torno a Aria es la rapidez con la que estos jóvenes, todos entre los 23 y los 24 años y con estudios superiores en la Escuela Universitaria de Diseño e Ingeniería de Barcelona (Elisava), han diseñado y desarrollado el prototipo de Aria en apenas 5 meses.

Tras las discusiones internas iniciales entre los integrantes del equipo y con profesionales del Hospital Clínic de Barcelona, detectaron una necesidad en los pacientes de la apnea del sueño: el 80% de los casos nunca llegan a diagnosticarse, y de los que lo hacen, el 50% abandona el tratamiento.

Eso se debe en gran medida a las molestias que ocasiona el tener la mascarilla conectada permanentemente a través de un tubo a una máquina cerca de la cama, además de lo complejo que puede ser transportarlo todo cuando se está de viaje, por ejemplo.

A lo largo de todo el proceso, estos jóvenes diseñadores se encontraron con un reto tan complejo como “la miniaturización de los componentes, conseguir baterías pequeñas, motores pequeños, poco peso…”. Así, identificaron los motores Dyson V9, que giran a 110 000 revoluciones por minuto y miden sólo 27 mm de ancho, como los ideales para integrarlos en su dispositivo.

“Eran de los más pequeños y eficientes que pudimos encontrar”, explican. También apostaron por una forma de Y en la mascarilla, lo que implicaba usar dos motores “por un tema de necesidad. En las CPAP normales, el motor siempre funciona. En este caso, si estás durmiendo y giras la cabeza, se cubriría la entrada de aire”.

Así, siempre hay uno de redundancia que puede seguir funcionando aunque el otro esté tapado. Además, con dos motores “puedes tenerlos haciendo su trabajo a menos revoluciones, cada uno generando menos vibraciones, menos ruido y consumiendo menos. ¡Son todo ventajas!”.

Baterías extraíbles

El otro gran obstáculo fue la incorporación de la batería, un elemento voluminoso y pesado para poder cubrir muchas horas de uso cada noche. “Incorporarla nos costó mucho más, porque estaba en una posición un poco complicada. De hecho, se plantearon otras alternativas, como integrarla en un chaleco o en otras partes del cuerpo, pero decidimos apostar por un dispositivo compacto, mucho más fácil de usar para todo el mundo”.

La batería es extraíble y se conecta con unos pines magnéticos para poder sustituirla fácilmente. Una vez conectada, se encarga de alimentar tanto los motores como unos LEDs encargados de mostrar el nivel de carga. La idea es permitir a los pacientes viajar con Aria y varias baterías de repuesto, facilitando enormemente el transporte. El resto de componentes también están diseñados para poder desmontarlos de forma sencilla y rápida para su limpieza y reparación, incluyendo la sustitución de los filtros.

Cuando tuvieron el diseño terminado, los integrantes del equipo imprimieron las piezas en 3D y añadieron pesos para simular los motores reales. En ese momento tocaba poner el dispositivo a prueba, un test en el que diez usuarios que no utilizan CPAP durmieran un día con una máquina convencional, y al día siguiente con Aria. Todos coincidieron en la comodidad que aportaba el dispositivo, que mejora notablemente la experiencia de uso.

Pero no basta con tener una buena idea: hay que saber llevarla al mercado y hacerla atractiva tanto para los potenciales inversores como para los consumidores finales. Por eso, los integrantes del equipo detrás de Aria siguen trabajando en mejorar el diseño y conseguir un prototipo funcional, con la idea de “ver si se interesa alguna empresa”.

Sobre el precio final del producto todavía es muy pronto para aventurarse, ya que “hay que tener siempre en cuenta la producción que se haga, cómo se comercialice y en que en qué mercado queramos centrarnos”. En cualquier caso, todos se muestran optimistas de cara al futuro, y muy contentos por el logro conseguido, ser finalistas de los James Dyson Awards. “Es un orgullo que nuestro producto tenga ese reconocimiento. Supone mucha visibilidad para nosotros y para nuestras futuras carreras”, concluyen.

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