En el Estado de México, artesanos mantienen viva la tradición de la elaboración del pinole. Bebida prehispánica que se prepara a partir de granos de maíz negro o azul, cacahuazintle, canela y azúcar.
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Juan Manuel Yáñez Segundo, de Tianguistenco, es impulsor de esta tradición gastronómica, se inspiró en el deseo de preservar la cultura culinaria después de perder su empleo.
El proceso del pinole comienza con la siembra y cosecha del maíz, luego se almacena en lo sincolotes y se desgrana para tostarlo o deshidratarlo. La tostada se realiza en una cazuela de barro y leña, lo que le otorga un sabor y calidad únicos. Luego, se muele utilizando un molino de piedra volcánica y se le añade canela, azúcar y, en ocasiones, chocolate, dependiendo de las preferencias del cliente.
Los productos derivados del pinole incluyen atoles de pinole, velo de novia, velo de novia revolcado, champurrados, agua de pinole, yogurt de pinole, licuados y pan, entre otros. Además de su delicioso sabor, el pinole es rico en vitaminas y minerales como B1, B3, hierro, calcio, magnesio, fósforo y zinc.
El Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México invita a adquirir productos de pinole y visitar el corredor turístico Santiago-Chalma. Se pueden encontrar en las Tiendas de Artesanías «Casart» y en línea como Mercado Libre y Amazon, así como a través de WhatsApp al 722-148-6220.