Artesanos del Estado de México se dedican a la laudaría, una disciplina que implica la creación, reparación y mantenimiento de instrumentos musicales, en especial aquellos de cuerda como violines, violas, violoncellos, guitarras y contrabajos.
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La laudaría fusiona ciencia y técnica para transformar la madera en instrumentos musicales únicos, requiriendo conocimiento de propiedades de la madera, mecanismos y formas para producir sonidos. Este arte artesanal demanda habilidades en carpintería, ebanistería y maquetería para lograr resultados de alta calidad.
En el Estado de México, se destacan municipios como Atlacomulco, Texcoco y Toluca por albergar talleres de instrumentos musicales de madera. Uno de los maestros de la laudaría es Ángel González González, residente de Toluca, quien lleva más de 30 años dedicándose a esta labor. Él crea y repara instrumentos, y resalta la transformación de la madera en un arte que puede generar música a través de esfuerzo y dedicación.
Los orígenes de la laudaría datan del siglo XVI, en Italia, con Antonio Stradivarius como figura influyente al modificar la caja de resonancia. La disciplina tuvo su apogeo en los siglos XVII y XVIII, con cambios continuos para lograr una mejor armonización y sonido. La forma y dimensiones actuales fueron establecidas por Tourte en esa época.
El Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM) impulsa la actividad artesanal y la comercialización de estas obras a través de las Tiendas de Artesanías «Casart». Se insta a valorar el trabajo artesanal y a no regatear en los precios, reconociendo el esfuerzo y talento detrás de cada pieza.