Artistas dan vida al Parque de la Ciencia del Estado de México, en Atizapán de Zaragoza

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A dos años de que el Gobernador Alfredo Del Mazo Maza entregara el primero de los seis Parque de la Ciencia del Estado de México, en Atizapán de Zaragoza, un grupo de jóvenes artistas urbanos mejoró la perspectiva visual de este espacio lineal de 4.7 kilómetros, recuperado y modernizado por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obra.

Encabeza la joven muralista Cristina Ríos, a un grupo de siete artistas mexiquenses que transformaron en lienzos los muros de servicio y dos canchas del parque.

Con el apoyo de la Secretaría de Cultura y Turismo y encabezados por la muralista Cristina Ríos, dieron los toques finales a los muros del área de servicios, que ahora son un enorme lienzo que promueve la imaginación con la imagen de una niña y su avión de papel.

“Recuperar un espacio lo vuelve de nosotras, de nosotros, lo vuelve comunitario, lo vuelve funcional, creo que es súper importante enfocarnos a este tipo de espacios. No solo es llegar y poner una cancha sino todo lo que desata esa cancha, que se hagan equipos, que los domingos vengan a jugar los niños y las niñas con la familia, son detonantes y creo que lo que necesitamos es regresar a ser comunidad, entonces es súper importante que existan”, aseguró Cristina.

En un ambiente musical amenizado por el ensamble The Blue Jazz Group, integrado por jóvenes alumnos del Conservatorio de Música del Estado de México, los artistas dieron las últimas pinceladas.

Los vecinos de algunas de las 30 colonias de alrededor del parque, que caminaban por sus andadores o descansaban en sus bancas con velaria, mientras algunos niños disfrutaban en el área de juegos, admiraron las enormes pinturas que también enmarcan las canchas deportivas y que comunican mensajes de comunidad, inclusión y diversidad.

Tras firmar uno de los murales, Ella del Bosque, pseudónimo de Cristina, retomó la última parte de las canchas con Lili San, Nashi Bimek, Tense Atzin, Albanely Hernández, Mario Ortiz, Cristina Maya y Onker para seguir incentivando a las familias de la zona a apropiarse y cuidar este espacio público, que ya es un legado para el patrimonio urbano de Atizapán de Zaragoza.

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