Si ya asaltaron a la Cruz Roja, no sé quién pueda salvarse. Porque como institución, la Cruz Roja Mexicana tiene prestigio y respeto, aunque haya tenido episodios complicados, incluyendo algunos recientes en los que se han usado vehículos de la benémerita institución para la venta de calcetines.
El caso es que en materia de delincuencia, este asalto es lo que nos faltaba.
Ya la delincuencia no respeta nada ni a nadie.
Desde hace décadas, los ladrones asaltan y roban a los templos religiosos, sin importar la denominación a la que pertenezcan. Roban imágenes, obras de arte y joyas. Aunque también le roban a los feligreses, sobre todo el fechas como la de mañana, cuando se congregan centenares y miles en muchos templos católicvos por la celebración de la Virgen de Guadalupe.
Los ladrones le perdieron el respeto a la Iglesia católica y también perdieron el llamado temor de Dios.
Y ahora le perdieron el respeto a una institución de ayuda solidaria como la Cruz Roja, la misma que lo mismo atiende a ladrones que a potentados.
Cosa que por lo visto no les importa a los amantes de lo ajeno, vulgares ladrones, escoria de la sociedad. No digo que la Cruz Roja debería negarles el servicio, porque sería ir en contra del espíritu de la institución, pero ojalá que cuando la necesiten les toque un servicio de emergencia patito…
