Nuestro cerebro puede silenciar los malos recuerdos, al momento en el que el hipocampo crea las llamadas “memorias de extinción” que compiten con memorias relacionadas a traumas y miedos.
Esta competencia entre memorias funciona de dos maneras:
Silencia la activación de neuronas que inducen el miedo, y activa un grupo de neuronas que lo reducen.
De acuerdo al neurocientífico Michael Drew, que llevó a cabo el estudio en ratones, la memoria de extinción no borra la memoria original, sino que mas bien crea una nueva memoria que inhibe o compite con el miedo originario.
Es gracias a este mecanismo neuronal que podemos superar los peores traumas y olvidar aquello que tenemos que olvidad.