Viendo a estadounidenses sacando y contando sus dólares a plena luz del día y obviamente en la calle, a la vista de todos, viene a la mente la pregunta: ¿y si nuestros billetes mexicanos fueran de un solo color?
Seguramente así los rateros o asaltantes no sabrían cuánto dinero traemos cuando lo sacamos de nuestra bolsa o del cajero. Aunque el problema vendría para quienes no ven bien ya que no diferenciarían las cantidades de los billetes.
El asunto es más bien de seguridad. Los rateros y asaltantes están al acecho de las personas en la calle, incluyendo los que pasan al cajero. Y los mexicanos tenemos muy claro que nuestro sistema de seguridad falla en prevención y combate.
Por otro lado, en materia de monedas, la estadounidense es la predilecta para falsificar entre las redes internacionales del crimen organizado.
Al final de cuentas, un parecido físico con el dólar traería más problemas que soluciones en México pues, para empezar, cualquier cambio que registra en términos de seguridad, es flor de un día para los delincuentes.
La sugerencia tiene su origen en que, en México, acostumbramos esconder los billetes de 500, 200 y hasta 100 para que nadie los vea y nos los quite.
Con billetes de un solo color, conservando desde luego imágenes y demás dibujos, no habría tanto problema a la hora de llevarlos en mano o contarlos.
