La última encuesta trimestral del INEGI en materia de seguridad da cuenta de que los habitantes de Toluca nos sentimos temerosos cuando acudimos a los cajeros automáticos de los bancos, esto en 84.6 por ciento de los casos. Pensamos que podemos ser asaltados después de realizar un retiro, detectamos la presencia de individuos sospechosos en las cercanías, que faltan medidas de protección adecuadas -como vigilancia y buena iluminación- y hemos escuchado relatos de personas que han sido víctimas de delitos. Esta situación es similar a otros países latinoamericanos mientras que en Estados Unidos y en Europa, que están más cerca de nosotros, la proporción que se genera de inseguridad es menor.
Los robos afuera de los cajeros automáticos son atractivos para los delincuentes porque permiten el acceso instantáneo a sumas de dinero sin necesidad de formar una red compleja de delincuencia; el robo es una opción rápida y lucrativa. Así, los usuarios más vulnerables son los que acuden a los cajeros ubicados en áreas apartadas y en los independientes o que no están dentro de las instalaciones bancarias.
En la actualidad se hace impostergable de parte de los bancos que implementen medidas innovadoras y efectivas; algunas de las cuales podrían ser el uso de métodos biométricos, como el reconocimiento facial y las huellas dactilares, que proporcionan una forma adicional de seguridad al acceso a los cajeros automáticos; los sensores inteligentes, que detectan vibraciones, cambios de temperatura y otros indicadores de actividad sospechosa y la Inteligencia Artificial para analizar patrones de uso y detectar comportamientos anormales. A los banqueros corresponde invertir en las tecnologías avanzadas de seguridad para que los clientes realicemos nuestas operaciones financieras sin preocupaciones. Hablamos de decenas de millones de personas que lo requerimos.
