Entre las muchas dolencias que tiene el valle de Toluca está la contaminación.
Que claramente está asociada a la escasa cantidad de áreas verdes que tenemos y a la ausencia de políticas gubernamentales que ataquen o contengan el constante aumento de los contaminantes, especialmente las partículas suspendidas, que tienen un alto riesgo para la salud.
En el periodo enero a julio, los datos oficiales aseguran que tuvimos 11 días dentro de la norma. Las mediciones por hora son menos benévolas, porque muestran que hubo elevada contaminación en varios días en los que el reporte mensual asegura que estuvimos dentro de la norma.
Aun dándole el beneficio de la duda a la estadística oficial, en sólo seis por ciento de los días la calidad del aire estuvo dentro de la norma de la Secretaría de Salud del gobierno federal que fija los valores máximos permisibles de concentración de contaminantes. Es decir, en 94 por ciento de lo que va del año seguimos respirando alta contaminación del aire.
Solamente la época de lluvias trajo un respiro a un problema que se ha prolongado ya por muchos años. Y para el que no hay un programa de acción ni una estrategia ni una agenda seria y sólida.
