Hay un lugar en las Islas Marshall que no pasa desapercibido. Se trata de un antiguo y enorme cráter creado tras una detonación nuclear. Allí se arrojaron los restos irradiados y armas biológicas y las sepultaron con cemento en una cúpula que denominaron “La tumba”. Varias décadas después, la tumba se está abriendo.
Para entender lo que está ocurriendo tenemos que remontarnos a las décadas de 1950 y 1960, cuando Estados Unidos detonó 67 bombas nucleares en o cerca de las Islas Marshall. Tras las detonaciones pasaron a usar las mismas islas para probar armas biológicas, y finalmente decidieron que era el momento de “tapar” las vergüenzas, o dicho de otra forma, de sepultar unos desechos radioactivos capaces de llenar varias decenas de piscinas con un contenido que llevaba cantidades letales de plutonio.
Ahora, esa “Tumba” se está abriendo debido al aumento del nivel del mar y las temperaturas causadas por el cambio climático. Si finalmente sucede semejante evento, los desechos nucleares llegarían al Océano Pacífico.
A todo ello hay que sumar la vida que se encuentra en la zona. Más de 50 mil personas residen en las islas actualmente. Después de que el Pentágono detonara una ojiva termonuclear de 15 megatones sobre el Atolón Bikini en 1954, las consecuencias de esa explosión golpearon fuertemente a la población, tal y como contamos hace unos días.
Como explicaba un residente de las Islas Marshall a diplomáticos que habían viajado a las islas décadas después para llevar a cabo una misión de investigación:
Fue solo una cuestión de dos o tres años antes de que las mujeres en la isla comenzaran a dar a luz cosas que no parecían humanas.
Después de reubicar a muchos de los habitantes (y de instalar la Tumba), Estados Unidos siempre se ha mostrado, al menos de cara al público, como alguien que en gran medida ha saldado la deuda con esta gente, y que ahora el problema es de las Islas. Al hablar con el Times, la presidenta de la República (Hilda Heine) cuestiona dicho punto de vista:
Me pregunto, ¿cómo puede ser que La Tumba se nuestra? No la queremos. No la construimos. La basura que hay dentro no es nuestra. Es de ellos.
Pero como decíamos, de cara a la opinión pública Estados Unidos ha mostrado otra versión. En 2001, un órgano rector independiente llamado The Nuclear Claims Tribunal otorgó a las Islas 2.3 mil millones de dólares de las arcas de Estados Unidos. La realidad es que actualmente solo se han pagado 4 millones de aquella cifra.
A principios de este año, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Columbia demostró que las regiones alrededor de las Islas Marshall incluso superan a Chernobyl cuando se trata de radiación.
Para rebajar algo la crisis, el investigador del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, Terry Hamilton, también experto del Departamento de Energía en las Islas Marshall, le dijo al Times que no creía que el área donde se encuentra la Tumba sea un problema en estos momentos. “Bajo las condiciones de vida existentes, no existe una base radiológica por la cual yo o cualquier otra persona debería preocuparse por vivir en el Atolón Enewetak”, dijo.
En cualquier caso, las cifras de la investigación del diario parecen claras. Las Islas Marshall han visto aumentar su nivel del mar un promedio de casi un centímetro por año desde 1993. Eso es más del doble del promedio mundial. Para el año 2100, los expertos creen que las Islas y, por tanto, la Tumba, deberían sumergirse en el agua.
De ser así, los expertos vaticinan que causaría una grieta tan grande en la estructura de la cúpula que arrojaría todo el contenido radioactivo de una de las épocas más negras de la historia de la humanidad sobre el Océano Pacífico.