Se acabó el ciclo escolar y a los que obtuvieron bajas calificaciones o reprobaron de año, la costumbre es restringirles actividades y ponerles prohibiciones.
Pero, atención, más vale prestar oído a los consejos de los sicólogos que consideran que, en lugar de regañar y castigar al menor, lo conveniente es entablar un diálogo que privilegie que la situación no afecte su autoestima.
Y es que sí, a los que no pasaron de año o lo hicieron casi de panzazo les altera en percepción de sí mismos y ante los demás; especialmente si surgen las comparaciones. No hay que olvidar que todos aprendemos pero no de igual manera.
Así que, una vez concluido el ciclo escolar quedan descartadas las reprimendas y más si se acompañan de jaloneos, manotazos y otro tipo de golpes, pues solo se obtendrá la humillación de menor y el disgusto y desgano de regresar a la escuela y seguir estudiando.
La mejor forma de corregir a un hijo es, en nuestros días, sin lastimarlo y esto aplica en lo emocional y físico.
Escucha aquí el comentario de Patricia Maldonado: