Científicos logran secuenciar restos de ARN de una cepa del virus de la gripe de 1918

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El Museo de Historia Médica de Berlín (Alemania) aloja los ‘pulmones’ de dos jóvenes soldados alemanes que perecieron el 27 de junio de 1918. Los fallecidos, que tenían 18 y 17 años, habrían muerto como consecuencia de una cepa del virus de la gripe surgida a principios de ese año. Ahora, los investigadores han secuenciado grandes partes de lo que infectó a los dos hombres, esto de acuerdo con el portal de ciencia y tecnología, Agencia ID.

Para la viróloga Angela Rasmussen sería interesante destinar un esfuerzo para “recordar las lecciones de pandemias pasadas mientras tratamos de prevenir las futuras” (Foto: Especial).

Un grupo de científicos está analizando este y otros genomas de humanos que fallecieron a causa de ese virus. Henrik Poinar, dirigente de un antiguo laboratorio de ADN de la Universidad McMaster, ha alabado a los expertos ‘responsables’ de este hallazgo. Según él, su labor se habría considerado “una fantasía” no hace mucho tiempo.

El cerebro detrás de esto es Sébastien Calvignac-Spencer, del Instituto Robert Koch, quien ha estudiado junto a sus colegas trece muestras de tejido pulmonar que datan de 1900 y 1931 (entre ellas, las de los soldados y las de una mujer). Al parecer, estos restos estaban repartidos entre el Museo médico de Berlín y una colección de Viena (Austria).

Estas muestras, que datan de 1918, incluían fragmentos de ARN del virus de la gripe en tres de ellos. Como sucede con el SARS-CoV-2 (o covid-19), el genoma del virus de la gripe está compuesto de ARN, no de ADN. A pesar de que esos restos de ARN quedaron descompuestos en fragmentos de pequeño tamaño, los investigadores han sido capaces de reconstruir los de la citada mujer.

Los restos estaban repartidos entre un museo de Berlín y una colección de Viena

¿Qué relación tienen los soldados con esta mujer? Los restos de ARN hallados en ella coinciden en un 90% y 60% en el caso de cada varón. Aunque Calvignac-Spencer asegura que secuenciar este material genético mediante tejido fijado con formalina resulta más difícil en esta que en otras muestras, “no es un trabajo tan imposible como creíamos”.

Además de conseguir materializar lo que algunos científicos consideran una ‘hazaña’, el trabajo de Calvignac-Spencer es un ejemplo de los “tesoros escondidos” que pueden arrojar más información sobre la pandemia de 1918. Para la viróloga Angela Rasmussen sería interesante “recordar las lecciones de pandemias pasadas mientras tratamos de prevenir las futuras”.

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