Al menos 200 personas han muerto hasta el momento en los incendios de los estados de Victoria y Nueva Gales del sur, según las autoridades locales.
Una agencia australiana de noticias, asegura que el número de víctimas aumenta conforme los equipos de rescate remueven las cenizas, de zonas antes residenciales y que han quedado reducidas a cenizas por las llamas.
El departamento de Defensa australiano ha enviado un equipo especial de 200 miembros de los ejércitos de tierra, mar y aire para participar en las tareas de contención, en las que participan 3 mil bomberos y miles de voluntarios. Unas 5 mil personas se han registrado como evacuados, mientras que centenares más moran en sus coches o establecimientos comunitarios.
La Policía de Victoria cree que varios de los incendios fueron provocados y tratará todos los lugares arrasados por las llamas como escenarios de un crimen, aunque no hubiera muertes allí.
A la campaña de solidaridad se han sumado todos los gobiernos estatales de la Federación de Australia, y también el Gobierno de Nueva Zelanda, cadenas de supermercados y el servicio de correos.
Un 60 por ciento del territorio de Queensland ha sido declarado zona catastrófica y los daños ascienden a 187 millones de dólares australianos (125 millones de dólares).
