Las calles Paseo de Zumárraga, Cinco de Febrero y calzada de Guadalupe, aledañas a la basílica de Guadalupe, permanecen cerradas esta cerrada por la presencia de miles de peregrinos, provenientes de la diócesis de Toluca.
Se prevé que los peregrinos comiencen a retirarse este mediodía del templo mariano para iniciar el camino de regreso a la capital mexiquense.
Caminaron más de 75 kilómetros durante tres días. Algunos sólo realizaron una comida al día. Todo lo soportan por la fe, por ver una vez más a la virgen de Guadalupe, a la morenita del Tepeyac.
Son más de 80 mil fieles -otros calcularon 120 mil- de la Diócesis de Toluca que anualmente peregrinan a la basílica de Guadalupe, y que es la segunda movilización más grande después de la del 12 de diciembre.
Casi todos vienen con la misma petición: salud, trabajo para la familia y que la crisis económica no sea tan severa.
Las banquetas de cuatro cuadras de la calzada de Guadalupe se convirtieron en dormitorio.
A casi mil peregrinos se les informó que ya no había espacio en el atrio. Acomodaron sus cobijas en plena acera y bajo los camiones. Intentaban dormir. No les importaba que los peatones los pisaran o les aventaran envolturas de dulces o botellas vacías.