El equipo de la doctora Jessica L. Barrington-Trimis, de University of Southern California, Los Ángeles, indagó si el cigarrillo electrónico está atrayendo a jóvenes que, de otra manera, nunca fumarían. Y la respuesta parecería ser sí.
«El cigarrillo electrónico está atrayendo por lo menos a los jóvenes que nunca habrían fumado cigarrillos comunes», agregó.
Su equipo analizó el consumo en estudiantes secundarios de 11er y 12o grados (entre 16 y 18 años) del sur de California entre 1995 y el 2014.
El porcentaje de los alumnos de 12o grado (17-18 años) que fumaban disminuyó del 19,1 por ciento en 1995 al 14,7 por ciento en el 2001 y al 7,8 por ciento en el 2014. Pero el uso combinado (cigarrillo común y electrónico) alcanzó el 13,7 por ciento en el 2014, una cifra similar a la de los fumadores en el 2001.
Casi un tercio de los alumnos de 12o grado dijo que en el 2014 había consumido cigarrillos o cigarrillos electrónicos por lo menos una vez; mucho más que el 20,4 por ciento del 2004 y el 30,2 por ciento del 2001.
Los patrones eran similares para los de 11er grado, los varones y las mujeres, según publica el equipo en Pediatrics.
Las tasas de tabaquismo eran más altas en los adolescentes caucásicos que en los hispanos, aunque la cantidad que admitió haber probado alguna vez ambos tipos de cigarrillos era similar.
«La elevada prevalencia del consumo combinado o de cigarrillo común en el 2014, versus la prevalencia histórica en California del Sur, sugiere que los adolescentes no sólo están reemplazando el cigarrillo electrónico con el cigarrillo común, sino que también el dispositivo electrónico está atrayendo a un nuevo grupo de consumidores que nunca habrían comenzado a consumir productos de tabaco combustibles», señala el equipo.
«Esto es una amenaza potencial para la salud pública de las poblaciones adolescentes», agregó.
En un comentario asociado, los doctores Jonathan P. Winickoff, del Hospital General de Massachusetts, Boston, y Sarah E. Winickoff, de la Escuela Pública de Brookline, Massachusetts, sugieren varias formas de contrarrestar el consumo creciente del cigarrillo electrónico entre los adolescentes.
«Intentamos concentrarnos en varias soluciones prácticas de implementación inmediata. En las escuelas y los hospitales deberían aplicarse enfoques educativos para desalentar los mensajes publicitarios de la industria tabacalera», dijo Winickoff.