La sabiduría popular es sabia. Quisiera dejarlo en claro por si mis espabilados cuatro lectores no lo habían notado y porque el arriba firmante es un apasionado de Perogrullo. Y en términos de la sabiduría popular se usa aquello de “ponerse con Sansón a las patadas” cuando alguien se enfrenta a quien lo supera en tamaño, fuerza, habilidades y un largo etcétera.
Para los que no tienen el gusto, Sansón fue un cuate judío nacido en el norte en Judea y sur de Samaria por allá del año 1100 antes de Cristo. Cuenta la leyenda —y la Biblia, desde luego— que era un cuate de una fuerza descomunal. Jugaba a las vencidas y no había quien le aguantara. En el arte del pancracio hacía pomada a quien se le pusiera enfrente, especialmente con aquella llave que después fue llamada la okiwaza invertida o bien con la patada a la Filomena que propinaba de forma sensacional. Luchó contra un león y se lo pepenó sin más armas que sus propias manos. Acabó con un ejército con la mandíbula de un burro y llegó a derribar un templo filisteo en la actual Gaza solo con la fuerza de sus brazos.
Y como en aquella época no había elecciones judiciales, Sansón fue uno de los jueces israelitas por designación ni más ni menos que del dedo de Dios.
Así que “ponerse con Sansón a las patadas” es un despropósito.
Y hoy que estamos en el brete de los aranceles del gobierno de Estados Unidos a los productos de mundo entero, incluyendo México, cuando algunas voces se alzan para pedir que el gobierno mexicano actúe en el mismo sentido que la administración de Donald Trump, el arriba firmante cree que es ponerse con Sansón a las patadas. O ponerse la soga al cuello, si lo prefieren.
Los que piden que México responda ojo por ojo y diente por diente ni saben que la economía de Estados Unidos es más grande que la de México: la economía estadounidense vale 26.9 billones de dólares —trillones para las cuentas gringas— mientras que la economía mexicana vale 1.7 billones de dólares. Estados Unidos es el país más rico del mundo, mientras que México es la segunda economía de América Latina.
En 2023, el PIB per cápita de Estados Unidos fue de 82 mil 769.4 dólares, mientras que el de México fue de 13 mil 790 dólares. El salario mínimo gringo es de 7.25 dólares por hora en promedio, mientras el salario mínimo mexicano es de 11.48 dólares por día, en promedio.
Eso sí, México es el segundo socio comercial de Estados Unidos. Aún así, el intercambio de bienes con México representó el 14.4 por ciento del comercio global de Estados Unidos. Cada minuto se comercia cerca de un millón de dólares entre México y Estados Unidos. Y uno de cada cinco empleos en México depende de las exportaciones a la Unión Americana… El arancel de 25 por ciento a las exportaciones de acero y aluminio de México a Estados Unidos podría afectar a 800 mil trabajadores.
Y así podría seguir con datos acerca de esta relación simbiótica, pero asimétrica.
Así que no se trata de envolverse en la bandera y pedir ojo por ojo. Se trata de medir el impacto de las decisiones. Para no ponerse con Sansón a las patadas.