El confinamiento es una excelente oportunidad para redireccionar los hábitos de alimentación del niño, ofreciéndole alternativas saludables, a la par de corregir las practicas alimenticias que no son buenas, consideró Marcela Hernández Sánchez, coordinadora de la Licenciatura en Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Advirtió que, en esta etapa, los papás están siendo sobrepasados, pues continúan cumpliendo el gusto de los niños y les han seguido comprando el tipo de productos denominados chatarra.
Señaló que la permanencia de los menores en casa brinda la oportunidad de ofrecerles alternativas de consumo de los alimentos altos en grasa, sal, azucares y harinas, sustituyéndolos por frutas y verduras que a ellos les sean atractivas.
Consideró que los papás debieran recibir más información nutricional para que tengan más opciones que pudieran ofrecer.
Los padres, agregó, debieran implementar a diario una rutina de al menos una hora de caminata, con lo cual se renuevan energías, se despeja la mente, hay una mejor circulación y con ello, el niño se enfocará más en sus tareas y no habrá una sobresaturación con las actividades escolares que ya retomaron.
Pero este ejercicio deberá practicarse utilizando cubrebocas y tomando las precauciones. Y con ello, añadió, se aminorará el impacto de estar confinados.
