La “Microgaster godzilla”, como la bautizaron, les recordó a los científicos al icónico monstruo japonés de ficción. ¿La razón? Es capaz de sumergirse en el agua para buscar hospedadores, esto de acuerdo con el portal de ciencia y tecnología, Agencia ID.
Muy pocas especies de avispas parasitoides pueden considerarse acuáticas. En realidad, menos del 0,1 % de las que se conocen en la actualidad son capaces de entrar al agua para buscar potenciales hospedadores o vivir como endoparasitoides, es decir dentro de hospederos acuáticos durante su etapa larvaria.
En la subfamilia Microgastrinae, solo dos especies habían sido hasta ahora consideradas como acuáticas, porque parasitaban las orugas acuáticas de las polillas. Sin embargo, no se había visto a ningún ejemplar sumergirse en el agua.
Durante su trabajo de investigación en Japón, el científico José Fernández-Triana de la Colección Nacional Canadiense de Insectos y su equipo encontraron y pudieron grabar por primera vez cómo una avispa parasitoide de esta subfamilia se sumergía bajo el agua durante varios segundos, con el fin de atacar y sacar orugas. Estas últimas se convertirían en anfitriones de sus huevos antes de ser devueltas al agua.
La avispa, que pertenece a una nueva especie, se denominó Microgaster godzilla, porque a los científicos les recordó al icónico monstruo japonés de ficción Godzilla cuando el insecto emergió del agua.
“Al ser una especie japonesa, su nombre honra respetuosamente a Godzilla, un monstruo ficticio (kaiju) que se convirtió en un ícono después de la película japonesa de 1954 del mismo nombre y muchas versiones posteriores. Se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de la cultura popular japonesa en todo el mundo”, señala Fernández-Triana.
Además de que el comportamiento de parasitación se parece un poco al carácter de kaiju, los científicos optaron por este nombre porque Godzilla a veces se ha asociado con Mothra, otro kaiju que generalmente se representa como una larva (oruga) o una polilla adulta.
Por lo tanto “teníamos razones biológicas, de comportamiento y culturales para justificar nuestra elección de un nombre. Por supuesto, eso y divertirnos un poco, ¡porque eso también es una parte importante de la vida y la ciencia!”, exclama el investigador.
La hembra de avispa suele caminar sobre plantas flotantes en busca de hospedadores, en concreto de larvas de la especie de polilla Elophila turbata, que construye una especie de caja portátil a partir de fragmentos de plantas acuáticas y vive dentro de ella cerca de la superficie del agua.
Una vez que la avispa lo encuentra, obliga a las larvas a salir de la caja y las parasita insertando rápidamente su ovipositor. En algunos casos, la avispa tiene que sumergirse completamente bajo el agua durante varios segundos para encontrar y sacar a la oruga de su caja.
Para conseguirlo, la especie ha desarrollado garras tarsales agrandadas y muy curvadas, que se cree que se usan para sujetar el sustrato cuando entra al agua y busca huéspedes.
Más allá de comportamientos inusuales y nombres divertidos, Fernández-Triana enfatiza en la importancia del trabajo multidisciplinario para descubrir nuevas especies. “Por lo general, las descripciones taxonómicas de las avispas parasitoides se basan en especímenes muertos, con muy pocos detalles, a menudo ninguno, sobre su biología”, concluye.