Un estudio dirigido por investigadores del Colegio Universitario de Londres (Reino Unido), asegura que la ingesta moderada de alcohol tiene efectos positivos a largo plazo sobre la salud cardiovascular, y por el contrario el abuso del alcohol provoca un envejecimiento prematuro de las arterias, aumentando, y mucho, el riesgo de aparición de enfermedades cardiovasculares.
Los investigadores señalan que la ingesta de alcohol podría incrementar los niveles de lipoproteínas de alta densidad o ‘HDL’, esto es, el denominado ‘colesterol bueno’, o reducir la agregación plaquetaria. Y en el otro extremo, el consumo excesivo de alcohol parece activar ciertas enzimas específicas que pueden dar lugar a la acumulación de colágeno, lo que a su vez puede exacerbar la rigidez arterial”.
En el nuevo estudio, los autores evaluaron el efecto a largo plazo del alcohol sobre la salud cardiovascular de 3 mil 869 adultos con edades comprendidas entre los 30 y los 59 años y de los que hasta un 73 por ciento eran mujeres. Y para ello, definieron como consumo moderado la ingesta semanal de 1 a 112 gramos de alcohol –un vaso de vino contiene en torno a 8 gramos de alcohol– y el consumo ‘elevado’ como toda ingesta superior a los 112 gramos semanales.
En este contexto, debe destacarse que ninguno de los participantes tenía enfermedad cardiovascular a pesar de que solo un 32 por ciento de los varones y el 26 por ciento cumplían con las recomendaciones de ejercicio físico. Además, el 10 por ciento de los participantes había sido diagnosticado de diabetes tipo 2. Sin embargo, la cifra de fumadores en la muestra fue mínima.
Concluidos los 25 años de seguimiento, los resultados mostraron que el consumo abusivo de alcohol aumenta la rigidez de las paredes arteriales y compromete el flujo sanguíneo. Un efecto perjudicial que, sin embargo, tan solo se observó en el caso de los varones, incluidos aquellos que habían bebido en exceso en el pasado pero que ya habían dejado de beber.
Por el contrario, y como ya habían mostrado numerosos estudios previos –pero no así otros muchos–, los resultados también concluyeron que el consumo moderado de alcohol tiene un papel protector sobre la elasticidad de las arterias.
En definitiva, beber alcohol con moderación parece proteger nuestras arterias, mientras que beber en exceso acelera su envejecimiento. Entonces, la pregunta es, ¿cuál es la cantidad exacta o aproximada en la que el alcohol deja de ser beneficioso y empieza a dañar las arterias? Pues la verdad es que a día de hoy aún no se sabe. Todo ello a pesar de la importancia, vital, que tendría este conocimiento para la salud pública. No en vano, como recuerdan los autores, “la enfermedad cardiovascular continúa siendo la primera causa de mortalidad en todo el mundo, causando en torno a una tercera parte de todos los decesos globales”.
*Agencia iD