Los logros creativos pueden suponer un alivio contra la ansiedad por la muerte, señala una investigación realizada por psicólogos de la Universidad de Kent (Reino Unido).
A menudo se piensa que la gente creativa, como el recién anunciado Premio Nobel de Literatura, Bob Dylan, está motivada por el deseo de dejar un legado cultural duradero. A través de su trabajo creativo, artistas como Leonard Cohen, Janis Joplin o David Bowie siguen viviendo en nuestra cultura, incluso después de fallecer.
Por el contrario, la destrucción de monumentos y obras de arte antiguos en Irak en 2015 por miembros del Estado islámico puede ser interpretada como un acto simbólico dirigido a lograr un alto impacto negativo en la sociedad, a través de la destrucción de un legado cultural.
Ahora, la presente investigación, realizada por Rotem Perach, de la Escuela de Psicología de la Universidad de Kent, muestra que aquellas personas con altos niveles de ambición y logros creativos son particularmente propensas a ser más resistentes a las preocupaciones por la muerte.
En lo que se cree es el primer estudio empírico sobre la capacidad de la creatividad para reducir la ansiedad en individuos para los que la creatividad constituye una parte central de su cosmovisión cultural, se analizó a 108 estudiantes.
Los participantes completaron dos cuestionarios con los que se miedieron su nivel de logro creativo y su ambición creativa. Se constató que quellos con puntuaciones más altas tanto en logros creativos como en ambición creativa, hacían menos asociaciones con la muerte en sus procesos mentales, después de pensar en su propia desaparición, y en comparación con individuos de un grupo de control.
Estos resultados sugieren que las personas que persiguen la creatividad y producen obras creativas significativas pueden beneficiarse de un sentimiento de seguridad existencial frente a la muerte.
Los hallazgos realizados encajan con los de estudios previos, que ya habían revelado que la creatividad impulsa la salud mental.
Es el caso de una investigación realizada por un equipo de científicos del Instituto Karolinska de Suecia en 2010.
Otros estudios han establecido, además, que las profesiones creativas son más comunes entre los parientes de pacientes con esquizofrenia, trastorno bipolar, anorexia nerviosa y, hasta cierto grado, de autismo, lo que apunta a la creatividad como posible vía de tratamiento.
