Crónica: La respuesta al desafío es la unidad

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El gobierno mexiquense se ha dedicado a atender el reto de cuidar la salud: Del Mazo (Foto: Especial).

“¡Unamos esfuerzos!”. Así la voz del gobernador Alfredo del Mazo Maza resuena en el patio central del palacio de gobierno para cerrar su cuarto informe de gobierno. Su llamado, “sigamos trabajando juntos”, todavía se escucha cuando parches y metales acometen los acordes del Himno al Estado de México en el epílogo del cuarto informe de gobierno. Se arremolinan, en improvisado besamanos, las fuerzas vivas mexiquenses. Poco importa la procedencia geográfica o el origen político. Hinchados en sus valores, nadie distingue el color del orbe de su interlocutor. Ahí todos son uno. Cohesionados. Tan sólidos y porosos como la cantera de los pilares que los rodea.

Tirios y troyanos

En el prólogo del cuarto informe de Del Mazo Mazo, la unidad ya está presente. Se funden en abrazos que se antojan cálidos, cuerpo a cuerpo, priistas, panistas, verdes, naranjas, amarillos, los expriistas que ahora son furibundos militantes de Morena. Azabachados ortodoxos y multicolores evangélicos. Sotanas sombrías y vestidos vaporosos.

Los golpes de la palma abierta en la espalda retumban ruidosos hasta las vallas del otro lado del patio. La clase gobernante se mueve entre las baldosas oscuras, en el laberinto de sillas sin perder el rumbo del credo personal. Aves que cruzan el pantano, inmaculadas, mientras se empapan de la naturaleza de la que presume la política mexiquense.

Se estrechan el zacatecano Ricardo Monreal y el huixquiluquense Enrique Vargas, los estruja el chiapaneco Manuel Velasco. Unos pasos más allá, frente a la descomunal fotografía en la que una enfermera administra una vacuna a una sexagenaria de pelo descolorido, la ministra senadora Olga Sánchez le sonríe jocosa al gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo.

La convocatoria al cuarto informe del gobernador Alfredo del Mazo mezcla y amalgama a tirios y troyanos. Es el acto por excelencia de la clase política heredera de las glorias del estado de México. También de los que buscan escalar a la cima. Ricardo Aguilar, de traje oscuro, se abre paso para saludar al rector Carlos Barrera. Ana Lilia Herrera, también de color serio, se inclina para hacerle un mimo al arzobispo toluqueño Francisco Javier Chavolla. Alejandra del Moral, de marfil y oro, alterna los saludos y atiende su teléfono.

Elías Rescala cuchichea con Vargas del Villar. Ernesto Némer vuelve con la muleta en la mano después de entregar el informe al Poder Legislativo.

“Sean tan amables de ocupar sus lugares”, vuelve a repetir al anunciador oficial, al que desairan por enésima vez los asistentes, que incluso llegan a sus lugares apoyados en muletas de última generación. El informe del gobernador del estado de México es un hito anual obligado para algunos empresarios. Ahí ven y se dejan ver en sus mejores galas, licuados con políticos de todos los colores.

La petición sólo se atiende cuando un cuarto de hora después de las 10 aparece el gobernador Del Mazo tomado del brazo de su esposa Fernanda Castillo, y flanqueando al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.

El alboroto se transforma en la alquimia de un aplauso que se prolonga entre los gestos de saludos de cerca y de lejos, de manos que se aprietan o se agitan al aire. Corto, corto, largo, largo. Acá un abrazo. Allá una sonrisa.

La clase política se congregó en el informe del gobernador Del Mazo (Foto: Especial).

Concordia

El informe comienza mientras Santiago Nieto Castillo, el temible jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, se acomoda en su asiento, y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se alisa el blazer gris.

Refulge el tono dorado del velo-rebozo de la tlaxcalteca Beatriz Paredes Rangel, cuando Alfredo del Mazo camina atrás en el tiempo, al primer día de la pandemia de Covid-19, para recordar que las desigualdades sociales son las peores en los últimos 90 años. Nadie lo dice, pero suena a disimulado reproche.

Del Mazo no se turba ni un segundo para agradecer la asistencia del demorado gobernador de Hidalgo, Omar Fayad. El traje azul, perfectamente cortado, tampoco se arruga ni un milímetro cuando emprende el recuento del pilar social. Brilla la corbata en tono buganvilia entre las luces de videos que corren sincronizados con el discurso delmacista. Las manos sobre el estrado, los gestos cortos y sin aspavientos acompañan al pilar económico.

Los datos brotan: 2.4 millones de estudiantes han regresado a clases, dice Del Mazo y asienten en sendos asientos de la octava fila los líderes del Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México, Manuel Uribe, y el de la Sección 17 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Eliud Terrazas.

7 de cada 10 becas han sido para estudiantes mujeres. 24 mil médicos y 36 mil enfermeras conforman el sistema de salud mexiquense. 13 millones de dosis de vacunas contra Covid-19 se han aplicado a adultos y jóvenes de los 125 municipios del estado de México.

Aquí, el jefe del Ejecutivo mexiquense se detiene y aplaude a la distancia al presidente López Obrador por el trabajo conjunto con su administración, en la vacunación y en la acción gubernamental. Sánchez Cordero, Sheinbaum, Monreal, Adán López, descubren un destello de satisfacción. A los de la cuatro té se le unen los asistentes en la loa vibrante, algunos tibios, otros rabiosos, pero uniformes, hechos en la urbanidad política…

Los reptesentantes de los poderes Legislativo y Judicial del estado acudieron a la ceremonia (Foto: Especial).

Unamos esfuerzos

Del Mazo sorbe un trago de agua y acomete el entorno económico. Ya se superaron los niveles de empleo previos a la pandemia, se escucha en los altavoces escondidos entre la escenografía compuesta de fotografías de mexiquenses, familias y servidores públicos. En el sillerío del ala derecha del patio de palacio de gobierno, el texcocano Francisco Cervantes, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, esboza una sonrisa que huele a triunfo.

Las exportaciones del campo mexiquense suman 15 mil millones de pesos, agrega el gobernador. Las inversiones de Sanofi, ProLogis, Daimler, Amazon o Mercado Libre se ven en las colosales pantallas que flanquean al mandatario del estado de México mientras se regodea en su asiento el ahora diputado Enrique Jacob, esbozando su cubrebocas oscuro.

En el turno de la seguridad las cifras tintinean: 71 sentencias condenatorias por feminicidios, señala Del Mazo, mientras agradece al presidente del Poder Judicial, Ricardo Sodi.

30 por ciento más parque vehicular para la policía estatal y un descenso de 5.43 por ciento en los delitos de alto impacto. Omar Fayad aprovecha el aplauso por los logros en el combate a la delincuencia para llevarse a la boca el termo azul chiclamino del que absorbe una bebida caliente. Se despereza el bigotudo gobernador hidalguense y casi al unísono sale de su sopor el gabinete delmacista. Se remueven en sus sillas, dejan los teléfonos celulares, los asistentes escuchan el llamado a la unidad de Alfredo del Mazo, que se remonta a la historia y el ADN de la sociedad mexiquense.

Las circunstancias más complejas, asegura con voz franca, se han superado gracias a la unidad. Flota en el aire la propuesta de un “proyecto en común”, sin ideologías sin distingo de creencias, que haga de la tolerancia, la coincidencia y el respeto, la base de los logros, y del diálogo, el principio de cada avance. Flota con aires más allá del 2023.

La historia del Estado de México nos muestra que, ante el desafío, la respuesta es la unidad, sentencia. Construyamos acuerdos, “unamos esfuerzos”, repite Del Mazo.

Despacio, atravesando la ovación, baja del estrado y abraza a su esposa. Después al secretario de Gobernación. Las notas de la Banda Sinfónica del Estado de México se apagan. Parece la señal para que el gentío se arremoline en torno a Del Mazo. El jefe del Poder Ejecutivo mexiquense es el unificador de la clase empresarial y gobernante.

El proyecto en común se teje y desteje. Unidad que no es uniformidad. Las escaramuzas vendrán pronto. Ahora, sinfonía plural. 120 minutos de unidad. 

«La historia del Estado de México nos muestra que, ante el desafío, la respuesta es la unidad: Del Mazo (Foto: Especial).

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