El fenómeno de los llamados «motoratones», motocicletas que roban principalmente teléfonos celulares o bolsas a transeúntes despistados siguen siendo una preocupación latente para comerciantes y visitantes del primer cuadro de la capital mexiquense, al momento, se estima se denuncian de dos a tres robos de este tipo por semana, sin embargo hay una cifra negra de aquellas personas que simplemente asumen la perdida y lo dejan pasar.
David Tapia Álvarez, presidente de Movimiento de Empresarios y Ciudadanos por México explicó, que si bien se han realizado operativos para la revisión de la legalidad en la que circulan estas unidades, una limitante es que los ciudadanos siguen sin usar el casco y en muchos casos no se cuenta con la documentación o placas de la unidad por lo que es difícil identificar las unidades que se dedican a delinquir y las que no.
«Se ha vuelto un tema complejo porque si bien se han hecho los retenes esto y por su manera de operar es muy escurridizo, parece que ahí es importante no bajar la guardia porque si está lastimando a Toluca en general y esto significa que debe haber un ejercicio mucho mas agresivo de investigación criminal».
Por su parte, Verónica Valdéz, presidenta del Patronato Pro Centro Histórico de Toluca, refirió que las obras de remodelación de la Plaza González Arratia también han influido en el éxito de esta actividad delictiva, pues al atardecer, los motoratones circulan incluso por el portal, se meten en sentido contrario o aprovechan la oscuridad para escabullirse entre las lonas que resguardan las obras realizadas.
La falta de denuncia por parte de los ciudadanos impide que se pueda dar seguimiento a los casos pues en caso de aprehensión incluso se ha tenido que liberar a las personas pues no hay elementos legales para continuar los procesos.
Tapia Álvarez hizo un llamado a la ciudadanía a hacerse responsables tanto de los vehículos que conducen como de portar las medidas de seguridad que les permitan salvaguardar su integridad y las de otros ciudadanos y recordó que es la trazabilidad que se le da a un hecho delictivo, y sin denuncia difícilmente se tendrá oportunidad de aplicar una sanción.
