¿Cuántos políticos se han hecho ricos durante su labor como funcionarios de gobierno o representantes sociales?, hablo de presidentes de la república, secretarios de Estado, subsecretarios, directores generales, gerentes generales, jefes de Departamento; senadores, diputados, alcaldes y sus derivados.
Se supone que están obligados a rendir su declaración patrimonial antes, durante y al final de su gestión en algún cargo público pero aunque la hagan, no reportan todos los ingresos recibidos, como los bonos que llegan a superar el salario.
Además, no existe reglamentación que prevea conflictos de intereses en el uso de recursos públicos para beneficio de amigos, compadres, conocidos o alineados, que tienen lugar entre políticos y empresarios. Y por tanto, desconocemos el monto y forma del moche que, por supuesto, tampoco se menciona en la declaración patrimonial.
El problema es que llevamos así décadas: los políticos y funcionarios robando y no les pasa nada. Decenas de ellos, sus familias y allegados viven plácidamente del presupuesto público. Y los ciudadanos no hacemos nada. Nos quedamos callados. A sabiendas o no de que el silencio es el mayor cómplice de la corrupción.