Defender lo indefendible

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El presidente de la república Andrés Manuel López Obrador pretendió defender lo indefendible en el caso del embajador de México en Argentina, Óscar Valero. Dijo que no hay que afectar la dignidad del diplomático pero ¿qué hay de la decisión de este último de sustraer conscientemente algo que no era suyo? y más cuando se tienen recursos, se ostenta un cargo público y se ha vituperado hasta el cansancio por el aparato de gobierno al que pertenece que se acabó la corrupción. 

Su acción representa que la decisión de ser corrupto es individual no de dichos o de ejemplos personales como presume el mandatario mexicano. Lo que hizo el embajador es cometer un delito; menor, pero delito. A las cosas se les llama por su nombre. Y aquí no aplica la trayectoria pues debe saber que está expuesto al escrutinio público. Y ahora le corresponde soportar las críticas y demás como consecuencias

Al ladrón no hay perdón; sólo castigo.

Escucha el comentario de Patricia Maldonado:

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