De aquí en adelante, pero especialmente a partir de septiembre, veremos como pulula la demagogia en el estado de México.
Los políticos de todos los signos e ideologías harán de la demagogia su herramienta cotidiana.
Entiéndase la demagogia como el uso de halagos, las falsas promesas que son populares pero difíciles de cumplir, así como otros procedimientos similares para convencer a la sociedad y convertirla en instrumento de la ambición política.
El ejemplo más sencillo y fácil de comprender es el de las carteleras de Óscar González Yáñez, del Partido del Trabajo —que no sé si constituyen un acto anticipado de campaña, eso se lo dejo a los conocedores de la legislación electoral—. En estas carteleras el mensaje es: No más aumentos a las gasolinas.
Demagogia pura: por más “likes” o afiliaciones que consiga —eso es lo que pide el cartelón con el retrato del exalcalde de Metepec—, el PT no puede darle marcha atrás al aumento a las gasolinas.
Si se tratara de un mensaje electoral, las elecciones por venir son las de gobernador del estado de México, el año próximo. Y un gobernador, el que sea, no tiene facultades para bajar el precio de la gasolina o impedir cualquier aumento a estos combustibles.
Lo dicho: una propuesta popular, pero difìcil de cumplir. Demagogia pura.
Y eso es sólo el principio.