A una semana de que se cumpla un año de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el caso se han convertido en una comedia de enredos.
Que si querían impedir que alteraran el informe de la esposa del alcalde de Iguala, que no ibanm al informa de la susodicha, que si se los llevó la policía, que si los confundieron con un grupo de delincuentes, que si se traficaba droga en los autobuses, que si hubo soldados que se hicieron de la vista gorda, que si los mataron y los quemaron, que si arrojaron sus restos al río, que no los pudieron haber quemado donde dicen que los incineraron, que sí los incineraron y que por eso los restos de dos de los normalistas han aparecido, que sí es cierto, que no es cierto, que la verdad histórica, que la verdad verdadera…
Y mientras son peras o son manzanas, el destino de 41 estudiantes que pretendían convertirse en profesores sigue siendo un misterio.
Pero alguien debe saber qué ocurrió realmente con ellos. No sé quién ni dónde está, pero 43 personas no desaparecen como humo.
El problema es que hay un centenar de detenidos por el caso Ayotzinapa, entre policías, alcaldes, narcos, sicarios y un largo etcétera. Aún así, no sabemos a ciencia cierta el destino de ese grupo de jóvenes.
Del que la próxima semana se seguirá hablando, y mucho. Cuando cumplan un año de estar desaparecidos.