Acaba de pasar el Día Internacional de la Niña una fecha establecida por la ONU desde 2011 para frenar los problemas a los que se enfrentan las menores y que son pobreza, explotación sexual, trabajo infantil, deserción escolar y castigos. Todo inicia en el hogar donde violentamos a las pequeñas con agresiones verbales, empujones, humillaciones, descuido o abandono; además de que sufren violencia sexual por los familiares. Después del hogar, donde ocurren 88.9 por ciento de los casos, están las escuelas y la vía pública, según el INEGI. Las niñas se desarrollan con traumas, comportamientos agresivos o retraídos, altos niveles de estrés y baja capacidad de aprendizaje.
Por otro lado, es falso que las menores tengan que ser cariñosas, obedientes y asuman las tareas domésticas; que las muñecas están para ellas, que deben ser femeninas y no mostrar agresividad.
En México hay alrededor de 19 millones de niñas entre los 0 y 17 años y todas pueden pensar, querer, soñar, aspirar y desear. Tenemos que educarnos en la crianza respetuosa, en empatía e igualdad de género.
Las niñas no son un objeto ni propiedad de nadie. Cada día deben tener la certeza de lograr lo que se propongan.
