Sigue la desbandada de políticos de un partido a otro en lo que va de las precampañas presidenciales. La mayoría se está yendo a MORENA de Andrés Manuel López Obrador, aunque no precisamente porque estén convencidos del liderazgo o eventual triunfo del tabasqueño sino por desquites, venganzas o caprichos.
Observemos tan solo los casos más recientes: Gabriela Cuevas dejó el PAN porque le negaron una diputación por vía plurinominal; René Fujiwara Montelongo abandonó Nueva Alianza debido a que en esta administración federal se encarceló a su abuela Elba Esther Gordillo y Cuauhtémoc Blanco quiere ser gobernador.
Lo anterior se evidencia en el comunicado del PAN sobre Cuevas; las declaraciones de Fujuwara durante el proceso judicial de Elba Esther y los dichos de Blanco de querer gobernar su estado le guste a quien le guste.
La llegada de esos “políticos”, no es como arguye López Obrador porque “La patria es primero”; sino a causa de que la venganza es un plato que se sirve bien frío en la política.
