La suavidad y calidez que percibimos de una persona a la que acariciamos es sólo una ilusión creada por el cerebro porque en realidad la piel no es tan suave como creemos, así lo revela un estudio realizado por investigadores del University College de Londres.
Los científicos británicos descubrieron que la apetecible sensación de suavidad y calidez que se siente cuando una persona acaricia a alguien a quien aprecia es otra ilusión creada por el cerebro para estrechar lazos sociales y que se activa sobre todo cuando las personas comparten caricias íntimas.
Para llegar a esta conclusión los investigadores hicieron pruebas en las que los participantes tenían que evaluar la suavidad de la piel de otras personas y compararla con la suya propia. Descubriendo que las personas tendían a percibir la piel de otros individuos más suave que la suya, intensificándose esta sensación cuando en vez de tocar, acariciaban a otras de forma lenta y amable, tal como se hace en relaciones íntimas.
Según las conclusiones del estudio, esta ilusión de suavidad responde a la velocidad de la caricia y depende mucho de la zona acariciada. El sistema funciona de tal modo, que cuando el placer de las caricias se maximiza en el que las da, ocurre lo mismo en el que las recibe.
Estos trabajos podrían permitir explorar los efectos beneficiosos de las caricias en la demencia o en personas que hubieran sufrido lesiones cerebrales.