
Los traumas de experiencias duras, que quedan ocultos como sombras en el cerebro y pueden causar problemas psicológicos graves, como la ansiedad y la depresión van a dejar de ser un problema.
Científicos de la Universidad Northwestern, en Estados Unidos, lograron descubrir donde se “esconden” las experiencias traumáticas y borrar los recuerdos del cerebro de ratones.
El descubrimiento puede abrir el camino para la creación de nuevas terapias para ayudar a pacientes con trastornos causados por los recuerdos traumáticos.
“Los últimos hallazgos muestran que hay múltiples caminos para guardar los recuerdos que estimulan el miedo, y encontramos una vía importante para la formación estos recuerdos relacionados con el miedo”, cuenta Jelena Radulovic, profesora de la Universidad de Northwestern y autora principal del estudio.
En la experiencia, los investigadores han llenado el hipocampo, región del cerebro señalada como responsable de la formación de recuerdos, de los ratones con gaboxadol, una droga que estimula los receptores extra de las sinapsis del GABA. Los animales fueron entonces puestos en una caja donde recibieron un breve y moderado choque eléctrico.
Al día siguiente, los científicos colocaron a los ratones en la misma caja y no mostraron ninguna señal de miedo. Pero, cuando se realizó la droga de nuevo, los animales dejaron de moverse, con el miedo de un nuevo choque.
Según los investigadores, cuando los receptores extra de las sinapsis del GABA fueron habilitados por la droga, han cambiado el camino en el que la memoria del evento estresante fue codificada, tanto con relación a los circuitos cerebrales en cuanto al nivel molecular.
Segundos los investigadores, los caminos para la formación de memorias en general depende de la acción de dos aminoácidos específicos en nuestros cerebros, llamados glutamato y GABA, que conducen las mareas emocionales control de la inhibición de las células nerviosas.
Bajo condiciones normales, el sistema está en equilibrio, pero cuando estamos vigilantes, la concentración de glutamato aumenta. Esto hace que el aminoácido sea el principal compuesto que ayuda a guardar las memorias en los circuitos cerebrales de forma que sean fácilmente recordadas.
Pero hay dos tipos de receptores de GABA en el cerebro. Uno de ellos, conocido como receptor sináptico de GABA, trabaja en conjunto con los receptores de glutamato para equilibrar la respuesta del cerebro a eventos externos, estresantes o no.
Ya el otro tipo, los llamados pantallas extra de las sinapsis del GABA, funciona como agentes independientes, ignorando el glutamato y centrándose en aspectos internos, ajustando las ondas cerebrales y los estados mentales, de acuerdo con los niveles de diversos compuestos químicos presentes en el cerebro, como el propio GABA, hormonas sexuales y proteínas.
Por lo tanto, son los receptores extra de las sinapsis del GABA que alteran el estado anímico de los cerebros, haciendo que nos sintamos excitados, somnolientos, alertas, sedantes, inebriados o incluso psicóticos.
La experiencia mostró que estos son los receptores los que ayudan a codificar los recuerdos de eventos traumáticos y guardarlas ocultas de la mente consciente.