La Antártida, ese territorio helado y remoto que cubre el extremo sur del planeta, sigue demostrando que aún guarda secretos capaces de transformar nuestra percepción del mundo natural. En una reciente expedición, un grupo de investigadores reveló la existencia de organismos marinos tan extraños que la ciencia nunca había registrado antes. Este hallazgo no solo enciende la curiosidad, sino que también plantea nuevas incógnitas sobre la vida en condiciones extremas.

La investigación, liderada por la Universidad James Cook, sorprendió a toda la comunidad científica. El profesor Jan Strugnell confirmó que el equipo recogió una amplia diversidad de organismos marinos, algunos completamente desconocidos. Entre ellos se encuentran criaturas que evocan imágenes casi fantásticas: cerdos marinos, mariposas de mar, arañas marinas y pulpos, entre otros.
La especialista Laura Herraiz Borreguero, de la Asociación del Programa Antártico Australiano, explicó la emoción que causó la aparición de estas pequeñas criaturas, destacando que podrían revelar secretos ocultos bajo el hielo desde hace miles de años.
La expedición que reveló lo oculto
El descubrimiento se produjo durante un viaje de seis días a bordo del rompehielos RSV Nuyina. Aunque el objetivo principal era estudiar los efectos del calentamiento en el Océano Antártico y evaluar la situación del glaciar Denman, lo inesperado fue lo que robó la atención: organismos jamás vistos.
Los científicos también se toparon con un iceberg de color jade, un fenómeno inusual. La profesora Delphine Lannuzel sugirió que el tono verdoso podría deberse a un alto contenido de óxidos de hierro que absorben la luz azul, otorgándole un aspecto único.
Criaturas que desafían la biología conocida
Dentro de los organismos encontrados destacan tres que atrajeron especial interés:
Cerdo marino (Protelpidia murrayi): un pepino de mar adaptado a las zonas más profundas del océano, de cuerpo hinchado y sin ojos. Habita entre 400 y 900 metros bajo el hielo antártico.
Mariposa de mar (Clio pyramidata): un molusco marino que, al desplazarse, parece volar bajo el agua. Un ejemplar capturado puso huevos a bordo, permitiendo estudiar su desarrollo por primera vez.
Araña marina: a pesar de su nombre, no es una araña real, sino un pariente lejano de los crustáceos. Puede alcanzar el tamaño de una mano e incluso medir hasta 51 centímetros.
Cada una de estas criaturas representa un desafío para la ciencia: entender cómo lograron adaptarse a condiciones tan extremas y qué papel cumplen dentro del frágil ecosistema antártico.
El valor de un descubrimiento que recién comienza
Aunque la expedición tenía otros objetivos, lo hallado abre una nueva línea de investigación. Comprender la biodiversidad que habita bajo el hielo no solo ayuda a completar la historia de la vida en la Tierra, sino que también podría ofrecer pistas sobre cómo evolucionan los organismos en ambientes hostiles.
Para los especialistas, estas criaturas representan apenas el inicio de un catálogo desconocido que podría redefinir la biología marina. Lo cierto es que la Antártida, lejos de ser un desierto blanco vacío, demuestra con cada hallazgo que sigue siendo uno de los territorios más enigmáticos y reveladores del planeta.
La expedición que buscaba estudiar el deshielo terminó encontrando lo impensado. Criaturas jamás vistas emergen de las profundidades heladas, recordándonos que aún queda mucho por descubrir bajo el manto antártico.