En las personas con diabetes tipo 1, las células beta que producen insulina en el páncreas mueren y no son reemplazadas. Sin estas células, el cuerpo pierde la capacidad de controlar la glucosa en la sangre.
El equipo de Mark Huising, de la Universidad de California en Davis, Estados Unidos, ha descubierto ahora una posible nueva vía para regenerar las células beta, gracias a obtener información nueva y reveladora sobre los mecanismos básicos subyacentes en un metabolismo sano y los subyacentes en la diabetes. Esta línea de investigación podría acabar llevando a la creación de tratamientos mejores para la diabetes o incluso a una cura.
Trabajando tanto con ratones de laboratorio como con tejido humano, Huising está estudiando cómo funcionan juntas las células en los islotes de Langerhans (islotes pancreáticos), en el páncreas, para regular la glucosa en sangre. Tanto en los ratones como en las personas, los islotes contienen células beta, que detectan la glucosa y segregan insulina, y otros tipos de células, incluyendo células alfa, que producen glucagón, una hormona que eleva el azúcar en sangre. Los efectos opuestos de la insulina y el glucagón permiten al cuerpo regular los azúcares en sangre y almacenar nutrientes.
La diabetes tipo 1 es una enfermedad con dos partes. En primer lugar, las células beta mueren por la acción del sistema inmunitario del propio cuerpo, y después no consiguen regenerarse (o las que lo hacen son exterminadas también). Una cura efectiva para la diabetes tipo 1 implicaría ocuparse de ambos problemas.
Existe el dogma aceptado de que las nuevas células beta son generadas por otras células beta que se dividen. Pero ahora, aplicando nuevas técnicas de microscopía, el equipo de Huising ha descubierto, esparcidas alrededor de los bordes de los islotes, ejemplares de otro tipo de célula que se parece mucho a una célula beta inmadura.
Estas nuevas células pueden producir insulina, pero no poseen los receptores que detectan la glucosa, así que no pueden actuar como una célula beta completa. Sin embargo, el equipo de Huising consiguió observar células alfa en los islotes convirtiéndose en células beta inmaduras, y después madurar hasta dar lugar a células beta reales.
Existe más plasticidad en el sistema de lo que creíamos, tal como subraya Huising. Entender los fundamentos del metabolismo y los de la diabetes es un resultado trascendental por tres razones. En primer lugar, existe una nueva población de células beta tanto en humanos como en ratones que no se conocía antes. En segundo lugar, la nueva población podría ser una fuente para reemplazar las células beta muertas en la diabetes. Finalmente, conocer a fondo cómo maduran estas células hasta volverse células beta funcionales podría ayudar a desarrollar terapias de células madre contra la diabetes. Las células madre tienen el potencial de desarrollarse de muy variadas maneras y adoptar las formas y funciones de otras células.