Descubren po rqué unos volcanes sí erupcionan y otros no después de los terremotos

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Una reciente investigación liderada por el científico costarricense Gino González, la cual contó con la participación de otros investigadores de Japón, Italia, España, Hungría y Guatemala encontró respuestas a esta pregunta, esto de acuerdo con el portal de ciencia y tecnología, Agencia ID.

¿La erupción volcánica fue disparada por el terremoto? Esta es una de las preguntas más intrigantes de las ciencias de la Tierra y con muy pocas respuestas (Foto: Especial).

El estudio aborda el por qué algunos volcanes eruptan después de un gran terremoto y otros no, y se basa en un análisis de los inusuales tres grandes terremotos de que ocurrieron en Centroamérica, en un lapso de diez semanas, en el año 2012.

La investigación se titula: “The increment in the volcanic unrest and number of eruptions after the 2012 large earthquakes sequence in Central America”, que traducido al español significa: “El incremento en la inquietud volcánica y el número de erupciones después de la secuencia de grandes terremotos de 2012 en Centroamérica.

El estudio, liderado por el científico costarricense Gino González, de la ONG Volcanes Sin Fronteras, y estudiante de doctorado de la Universidad de Bari, en Italia, concluyó que la cantidad de erupciones en Centroamérica, en promedio, se triplicó después de los terremotos del 2012.

El primer terremoto que analizaron los investigadores ocurrió el 27 de agosto de ese año, en El Salvador, y tuvo una magnitud de 7,3. Una semana después, el 5 de setiembre, se dio un movimiento sísmico en Costa Rica, de magnitud 7,6 y, por último, el 11 de noviembre, el terremoto de Guatemala, de magnitud 7,4.

Posterior a estos movimientos sísmicos, la actividad volcánica de esta región se incrementó desde días e inclusive años después. Asimismo, hubo erupciones en volcanes que tenían desde décadas hasta más de un centenar de años sin eruptar.

Tras los pasos de Darwin

En 1838, el naturalista inglés Charles Darwin publicó la posible relación entre los terremotos y los volcanes luego del gran sismo de Chile, de 1835, y las erupciones volcánicas que ocurrieron poco después.

“Estamos abordando la afirmación que planteó Charles Darwin hace dos siglos y que por falta de observación se han dado pocas respuestas a esta relación. Finalmente tenemos evidencia científica de cómo los terremotos ayudan al incremento en la cantidad de erupciones volcánicas. Los volcanes y los terremotos están más unidos de lo que pensamos y esto podría tener implicaciones en la geofísica global del interior de la Tierra”, afirma el costarricense Gino González.

Dentro de los hallazgos de la investigación fue explicar el porqué unos volcanes eruptan después de un terremoto y otros no. “Nos planteamos la pregunta al revés” dice González “¿Porqué la mayoría de los volcanes no eruptaron? Esto se da porque no estaban listos para eruptar, su actividad era muy baja previa a los terremotos. Caso contrario, observamos que todos los volcanes que estaban inquietos antes del terremoto, eruptaron.

“Con esta observación regional llegamos a la conclusión de que un terremoto por más grande que sea, no es capaz de llevar al desequilibrio a un volcán con actividad muy baja y hacerlo que erupte. Los terremotos no pueden disparar erupciones volcánicas, pero sí pueden ayudar a que lo hagan aquellos volcanes que están con alta actividad previa”.

Además, el estudio propone que no solo el tamaño del terremoto debe considerarse cuando se analiza la posible afectación a un volcán, sino también sus características como el tiempo de ruptura, su frecuencia dominante y la energía que irradia.

Para Dmitri Rouwet, coautor de la investigación e investigador del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia, resalta que las conclusiones son importantes para la reducción de desastres: “Sabemos que ocurrirán grandes terremotos y si conocemos el grado de inquietud de los volcanes previamente, podríamos saber cuáles volcanes eruptarán en un mediano plazo. Por este motivo se debe trabajar a nivel local y regional en el impacto del incremento en la cantidad de erupciones y con ello evitar pérdidas de vidas humanas y económicas.

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