Solo el 30 por ciento de los partidos políticos en el Estado de México, registrados ante el Instituto Electoral de la entidad (IEEM) se interesan en atender la violencia política de género.
María Isabela Becerra Ambrosio, encargada del Observatorio y de la Vinculación con OSC del CEMyBS indicó que la violencia de género al interior de las instituciones políticas se acentúa en el acoso laboral pese a la creación de áreas especializadas para prevenir actos de este tipo en contra de las mujeres.
Por ello, y a través del Observatorio de Participación Política de las Mujeres en el Estado de México y de la campaña #NoEsAcoso, los integrantes que conforman este nuevo mecanismo contra la violencia política de género, buscarán incidir en los partidos para garantizar la atención a víctimas de acoso.
Entre las figuras que estarán participando en este observatorio son el Tribunal Electoral del Estado de México (TEEM), el INE y el Consejo de la mujer y Bienestar Social, asimismo estarán estarán presentes personal de la Fepade, la Codhem, los poderes judicial y poder legislativo a través de sus áreas de especialización de equidad de género.
«Si bien la mayoría de los partidos ya cuentan con direcciones de la mujer, de género, pues es un paso nada más, ahora, esas propias direcciones son con las que vamos trabajar, pero claro, con la propia autorización del presidente del partido».
Ante la falta de interés y voluntad política de los dirigentes locales de cada uno de los partidos, indicaron que sostendrían reuniones con las autoridades del IEEM para ejercer mayor presión en los partidos y la participación con el Observatorio sea una obligatoriedad.
Por último, explicó que otro de los trabajos que realizará este Observatorio será el de dar seguimiento a los partidos que logren una victoria el próximo 1 de julio para evitar que las representantes sean sustituidas al poco tiempo de sus cargos, así como de los puestos que ocupen y que garanticen una verdadera equidad o el otorgamiento de presupuestos, ya que, definió estas actuaciones como el segundo acto de violencia política en contra de las mujeres.
