En este mes de diciembre una de las cosas por las que nos preocupamos es por la cantidad de comida que nos llevaremos a la boca. Y si bien eso depende de cada uno, lo que hay que pensar es en el desperdicio de alimentos. Las celebraciones y festividades de este mes suelen llevar a un aumento significativo en la preparación y consumo de platillos pero resultan en tirar a la basura toneladas de estos si pensamos en el conjunto de los habitantes. Entre los productos más desechados se encuentran el pan y las frutas debido a su corta vida útil.
En tanto, los mercados y supermercados suelen tener promociones especiales que invitan a comprar más, contribuyendo así al problema del desperdicio alimentario.
Pasa que cuando los alimentos se desechan, no solo se pierden los recursos utilizados para producirlos, sino que también se generan emisiones innecesarias que agravan el cambio climático. En este contexto, es crucial adoptar medidas efectivas para mitigar el desperdicio durante las festividades. En ese sentido, lo que podría llevarse a cabo es planear el menú semanal, hacer una lista de compras, almacenar correctamente los alimentos, conservar las sobras para reutilizarlas en otros platillos o congelarlas a fin de evitar que se echen a perder y hay que poner la creatividad en práctica transformando el menú en nuevos platillos como ejemplo los restos de pavo pueden ser utilizados en tacos o ensaladas. Y si después de una celebración quedan alimentos en buen estado que no se van a consumir, es recomendable donarlos a organizaciones locales o compartirlos con vecinos y amigos.
Según la Red de Bancos de Alimentos de México, aproximadamente 40% de la comida destinada a las cenas de Navidad y Año Nuevo termina en la basura. Esto se traduce en un impacto significativo, ya que se estima que se desperdician 42 mil kilos de comida por minuto durante esta época. Es momento de hacer conciencia colectiva