Deterioro en curso

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Aunque uno quiera voltear a otro lado, es inevitable ver que cada día los baches en Toluca permanecen y crecen.

Es hasta vergonzoso ver que pasan los meses y no hay mantenimiento en vialidades con tránsito incesante de vehículos de todos tamaños, como en el pequeño tramo de la lateral de Paseo Tollocan entre Ocre y Salvador Díaz Mirón, donde son incontables los agujeros, todos profundos y extensos, en un breve tramo de 200 metros.

O en la avenida Urawa, frente a la iglesia de San Martín de Porres donde pasan las horas, los días, las semanas, los meses e incluso los años y los baches siguen en el mismo lugar, sin que ninguna autoridad intervenga. Ni siquiera por un atisbo de vergüenza.

Pareciera que en Toluca el gobierno municipal ha bajado los brazos. Y el estatal deja que el deterioro siga un curso de desgaste, que no le conviene a nadie, porque se trata de una ruta constante que alcanza probablemente una década.

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