Dobles filas

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Ver vehículos estacionados en doble fila en las calles de Toluca se ha vuelto algo normal y corriente. No importa el lugar ni la hora, tampoco si es una vialidad primaria, secundaria o de menor envergadura. La práctica se ha propagado de forma que parece irremediable. Sobre todo porque no parece haber nadie interesado en erradicarla.

Y cuidado y te atrevas a señalar que se trata de un acto negativo o negligente, porque tendrás por respuesta una grosería o un amago de violencia.

Comodinos o abusivos. En alguna de estas dos clasificaciones entran quienes aparcan sus vehículos en doble fila. Ineptos, cómplices o incompetentes, quienes lo permiten.

Los hay que además se adueñan del espacio público. Y no me refiero a la banqueta, sino a la propia calle, para instalar un taller mecánico o un patio de maniobras sin que haya quien los meta en cintura, por temor, complicidad o dejadez.

Ahí están los talleres mecánicos que sobre la vialidad Las Torres hacen de los retornos sus estacionamientos y depósito de chatarra. Ahí están los autos de los ambulantes en la lateral de Paseo Tollocan, en las inmediaciones de la terminal de autobuses, desde donde ejercen su comercio con desparpajo e insolencia. ¡Ay de aquel que se atreva a quejarse! Son amos y señores, están por encima de cualquier autoridad, que sin asomo de vergüenza los dejan hacer, dejándose ultrajar sin decencia ni decoro, por quién sabe qué acuerdos o amenazas.

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