Efectos del fentanilo en el cerebro: la razón por la que el opioide sintético es tan letal

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Los rastros del fentanilo en México son múltiples: la sustancia no solo ha reconfigurado el mapa de los grupos criminales en el país, sino que a nivel salud representa un potencial riesgo.

La droga se ha convertido en un problema de salud en Estados Unidos y un tema de interés bilateral con México (Foto: Especial).

Según el reporte del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud (SSa) el territorio mexicano es una las principales rutas de tráfico de esta droga, lo que abre la posibilidad a que las cifras de consumo puedan llegar a ser similares a las de Estados Unidos, en donde el fentanilo se ha convertido en la primera causa de muerte por sebredosis.

De hecho, actualmente esta potente sustancia ha ganado terreno como droga: según el Observatorio Mexicano de Salud Mental y consumo de Droga de 2021 a 2022 reportó un aumento del 80%.

La preocupación por el uso de esta sustancia no es para menos, si bien, como fármaco alivia dolores intensos y complementa la sedación antes y después de una cirugía, en ámbitos no controlados llega a ser letal. Entre muchas de sus reacciones puede lograr que quien la consuma pierda el conocimiento, incluso antes de notar que ya no está respirando.

¿Qué pasa cuando se consume fentanilo?

Diversos órganos se ven impactados por el fentanilo, sin embargo, el principal afectado es el cerebro. En 2022 el Hospital General de Massachusetts, afiliado a la universidad de Harvard, realizó una investigación para conocer qué es exactamente lo que pasa en él cuando la droga entra al organismo, en dicho análisis (publicado en la revista PNAS Nexus) se encontró una de las razones por la que esta sustancia es tan letal.

El fentanilo tiene una forma específica de actuar al llegar al cuerpo: se une a los receptores opioides, células presentes principalmente en la médula espinal y el cerebro que están involucradas en la regulación del dolor, así como en la proliferación celular, en el control cardiovascular, el estrés y en la respuesta inmune.

​Cuando la droga se une a estos receptores, pueden aumentar los niveles de dopamina en el área de recompensa del cerebro, produciendo un estado de euforia y relajación que en el caso del fentanilo es sumamente potente, de ahí que resulte tan adictivo.

Los efectos, según laAdministración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) también incluyen: relajación, alivio del dolor, sedación, confusión, somnolencia, mareos, náuseas/ vómitos, retención urinaria, constricción pupilar y depresión respiratoria. A la par, existe una alta probabilidad de que el consumo de esta droga conduzca a un estado de coma o bien, la muerte.

¿Un paro respiratorio?

El tronco cerebral desde donde también se controla la función respiratoria posee receptores opioides, si estos se ven alterados por una ola de fentanilo inevitablemente la respiración se ve afectada, pero, ¿por qué?

En la investigación del Hospital General de Massachusetts se analizó la actividad eléctrica del cerebro de 25 pacientes sometidos a anestesia general para cirugías de dos horas o más de duración. En los mapeos del cerebro descubrieron que ciertos patrones producidos por el fentanilo estaban asociados con la frecuencia respiratoria, la sedación y la pérdida de conciencia.

Las pruebas dieron así con una revelación: el fentanilo empieza a alterar la respiración alrededor de cuatro minutos antes de que se produzca cualquier cambio en el estado de alerta y a concentraciones de fármaco mil 700 veces inferiores a las que provocan la sedación.

En otras palabras: en cantidades muy pequeñas, el fentanilo puede detener la respiración incluso antes de que se pierda la conciencia.

“Esto explica por qué es tan letal: detiene la respiración de las personas antes de que se den cuenta”, afirmó Patrick L. Purdon, autor principal de la investigación y titular de la Cátedra Nathaniel M. Sims de Innovación en Anestesia y Bioingeniería del MGH, quien dio estas declaraciones para The Harvard Gazette en 2022.

Dentro de los hallazgos también se detectó que el opioide produce una “firma EEG” (los registros que se obtiene en el electroencefalograma) muy particular, distinta de la de otros fármacos anestésicos, lo que podría hacer posible monitorizar sus efectos para permitir una administración de opioides más segura, precisa y personalizada.

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