El Colegio Mexiquense invita al curso «Café en transición: estrategias sustentables y regeneración productiva en México»

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Con plantas que tienen hasta setenta años produciendo, organizaciones familiares que han sabido formar una cooperativa exitosa y una presencia creciente en los mercados local, nacional y global, los caficultores del suroeste del estado de México han colocado a la entidad como la 13ª productora nacional de ese producto.

Son los caficultores del suroeste del estado de México un ejemplo de organización productiva y cuidado de la biodiversidad (Foto: Especial).

Sobre este tema, El Colegio Mexiquense iniciará el 7 de noviembre el curso gratuito «Café en transición: estrategias sustentables y regeneración productiva en México», que será impartido por Andrea Montero Mora, de la Universidad Nacional de Costa Rica; Pablo Pérez Aki, del Tecnológico de Monterrey; Erika Hernández Cuadra, de la Universidad Autónoma de Guerrero, y Gonzalo Ortega Pineda, de El Colegio de Veracruz.

Guillermo Sierra Torres, uno de los coordinadores del curso e investigador de estancia posdoctoral en El Colegio Mexiquense apoyado por la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), investiga las formas de organización de los caficultores y considera que estos son innovadores por su trabajo en la siembra, beneficio y transformación de cafés especiales y orgánicos que producen bajo sombra y protegiendo la diversidad.

A invitación del investigador, quien considera a los caficultores un ejemplo de economía social y solidaria, Óscar Rodríguez Domínguez, productor de Amatepec, estuvo en El Colegio Mexiquense, presentando sus productos.

Ingeniero agrónomo de profesión, explicó que en ese municipio se cultiva café desde hace más de un siglo y se refirió a plantas que él trabaja, con recepa de cada siete años y que tienen hasta setenta años dando fruto.

Detalló que Amatepec está a mil 800 metros sobre el nivel del mar y, con un trabajo incesante, el apoyo del gobierno del estado de México y formas novedosas de organización, los caficultores producen café de especialidad que ha superado en pruebas de catación los 80 puntos, calificación que le otorga una alta calidad.

Detalló que la cooperativa en que se han organizado tiene alrededor de 53 socios, lo que les ha permitido comprar en común morteadoras, tostadoras y molinos, y asimismo detonar la comercialización.

Además de café, el caficultor elabora una diversidad de productos, como licores, cremas y hasta aretes -en este caso con la borra del café-, al tiempo que sigue investigando con aguacate, mamey, parota, cedrón, té de monte, albahaca, cedro-limón, flores del diente de león y chile ancho.

Por su parte, Enrique Morales Medina, cofundador de una barra de café de especialidad con sede en Metepec y quien también estuvo en El Colegio Mexiquense, habló de la importancia de la capacitación de quienes intervienen en la producción, beneficio, transformación, comercialización y consumo del café.

Destacó la trazabilidad como una manera de verificar la calidad de los cafés a partir de las variedades, tratamiento en cereza, la cosecha, las fermentaciones y la altura, el respeto por los tuestes y las infusiones y extracciones en taza.

Explicó que por ello trabaja con los productores, quienes hacen un trabajo arduo y gradualmente exitoso desde hace cuando menos 20 años, y detalló la importancia de que en esa actividad se extraiga y se haga lo mejor, para conseguir resultados distintos en las extracciones.

La inscripción al curso «Café en transición, estrategias sustentables y regeneración productiva en México», puede hacerse desde la página www.cmq.edu.mx. Se hará por plataforma, en cinco sesiones de dos horas y media, los días 7, 10, 14, 17 y 21, con el objetivo de introducir en los modelos de transformación de los modelos productivos del café en América Latina, con énfasis en el caso mexicano tras la crisis de precios del grano.

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