A raíz de que tenemos mejor tecnología para comunicarnos, ¿crees que se esté perdiendo el diálogo personal?, ¿que estemos dejando a un lado o limitando la expresión completa de pensamientos y sentimientos?, ¿que tengamos más interacciones superficiales, donde se pierde el lenguaje no verbal, como los gestos y el tono de voz? La verdad es que algo de esto nos puede estar pasado.
La mensajería instantánea permite una comunicación directa. Los usuarios pueden enviar y recibir mensajes en tiempo real, lo que facilita la resolución de problemas y la toma de decisiones sin demoras. Iniciamos y respondemos conversaciones en cualquier lugar, haciendo la comunicación eficiente y que incluso esto sea más cómoda para abordar temas que podrían ser difíciles de discutir cara a cara. O se tiene la oportunidad de pensar cuidadosamente en lo que quieren decir antes de enviarlo.
En México la mensajería instantánea ya es herramienta esencial en la vida cotidiana de millones de personas desde la llegada del Messenger y, posteriormente, de aplicaciones como WhatsApp, Facebook Messenger y Telegram. Uno de los impactos más significativos es que, a diferencia del correo electrónico o las llamadas telefónicas, las aplicaciones de mensajería posibilitan enviar mensajes, fotos y videos. A futuro se prevé de hecho que tres tendencias marcarán el rumbo de la mensajería instantánea: la inteligencia artificial, el comercio conversacional y los mensajes RCS que son los que emiten las empresas para comunicarse con sus clientes, brindando información detallada sobre productos y servicios en un formato atractivo.
En todo lo anterior está la alerta con la expectativa de estar siempre disponibles para responder a mensajes porque puede resultar abrumador. Estamos a tiempo, hay que encontrar un equilibrio entre aprovechar los beneficios de la mensajería instantánea y mitigar sus riesgos.
