Sigue imparable el alza en la inflación en nuestro país y esto se está reflejando sobre todo en los aumentos en los precios de los alimentos. El último incremento del Índice Nacional de Precios al Consumidor fue de 0.41% para ubicarse la inflación en 8,76%, según el Inegi.
El problema es que los salarios no suben y por tanto, el dinero no alcanza. La gente de menos recursos es la que más la sufre porque se reduce su capacidad de compra de bienes y servicios. Por otro lado, ni pensar en un ahorro porque se vive al día.
De su parte, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe, la Cepal, ha dicho en un informe que la inflación, conjuntamente con la lenta recuperación de los mercados laborales en los últimos meses, aumentarán la pobreza, la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria para este año.
Para los que están en una mejor condición económica la subida de la inflación es también menos capacidad de ahorro. Asimismo, la situación hace que se prefiera mantener el “guardadito” a aventurarse en actividades económicas pues también las tasas de interés incrementan haciendo que resulte más caro endeudarse.
En medio de esta vorágine, no hay que olvidar que el alza a la inflación se está padeciendo en todo el mundo como resultado de la guerra rusa contra Ucrania ya que se merma en la producción de alimentos y materiales como cereales, fertilizantes y aluminio de esos países hacia el mundo y la comercialización.
La inflación en alza trae consigo otro escenario desalentador: que las economías de los países no crezcan. Y México depende de lo que haga Estados Unidos pues es su principal socio comercial en maíz, carne de cerdo, trigo, leche en polvo, carne de pollo y manufacturas en tecnología, telecomunicaciones, autopartes, entre otros.