El festejo tradicional del 12 de diciembre significó el banderazo del también ya acostumbrado maratón Guadalupe-Reyes. Sí. El mismo que se asocia a una serie de eventos religiosos con motivo del fin y principio de año y que se acompaña de comidas y bebidas frecuentes.
Claro está que la responsabilidad de la asistencia a festejos, de lo que ahí se hace, come y bebe es decisión personal pues siendo honestos nadie puede obligarnos a incurrir en excesos.
Hoy por hoy la ingesta de alimentos en fin de año aumenta de 20 a 30 por ciento mientras que la de bebidas hasta 50 por ciento, especialmente las que embriagan, según Alcohólicos Anónimos.
Si al término del periodo de festejos no queremos lamentarnos por lo comido, lo bebido y lo acontecido por todo ello, establezcamos desde ahora los límites.
El maratón Guadalupe-Reyes no tiene porqué ser el arranque de un desenfreno en el estilo de vida, aunque claro está: cada uno decide que hacer y por ende, asumir las consecuencias. La irresponsabilidad es voluntaria.